​Renuncia Silenciosa: un contrato con la calidad de vida

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Jorge Fuentes

Mientras las mascarillas y el pase de movilidad dicen adiós como muestra clara de una normalización tras dos años de pandemia, el mundo laboral sigue viviendo los profundos coletazos. Fenómenos con “la gran renuncia”, el impacto de la salud mental en los colaboradores y comenzar a definir si se optará por un modo remoto, presencial o híbrido para continuar las funciones, mantienen alterado el sector. A este alboroto, hoy se suma la “Renuncia silenciosa” que viene a romper con las dinámicas con los cuales hemos estado desarrollando la relación empleado-empleador, permitiendo generar una mirada más humana del trabajo.

Por más roncha que saque, las lógicas del colaborador “camiseteado” como una persona que está dispuesta a ceder su horas de vida personal por el empleo, que contesta mensajes o correos fuera de su jornada laboral y/o no pone peros para quedarse horas extras, está quedando atrás. Lo que muchos apuntan a una falta de compromiso de las nuevas generaciones que se insertaron al trabajo está muy lejos de serlo, más bien desde el silencio se está priorizando el compromiso con el bienestar personal y calidad de vida.

En una sociedad exitista, que venera el trabajo como muestra relevante de sus logros, parece criticable estas nuevas dinámicas. Sin embargo, quienes realizan juicio negativos ante esta “falta de responsabilidad” en el trabajo, son también quienes no tuvieron problemas para alzar la voz para impulsar nuevas formar de trabajo cuando se comenzó a debilitar la salud mental de muchos de los colaboradoras ante el estrés y los acotados tiempos de dispersión que se tenían cuando las barreras de la jornada laboral comenzaba a difuminarse.

Y es que tal como lo plantea el filósofo Byung-Chul Han en su libro La sociedad del cansancio, estamos en sociedades del rendimiento donde las personas se explotan a sí mismas creyendo que esto las libera. Sin embargo, es ese tipo de sociedades la que termina produciendo sujetos que viven en ambivalencia del “funcionamos o fracasamos”, que tanto daño ha causado.

Hoy el desafío de las empresas es entender por qué se producen estas nuevas miradas hacia el mundo laboral generando propuestas que apunten al justo equilibrio entre el trabajo y la calidad de vida fuera de este, entendiendo que no es un problema de compromiso, sino donde se está priorizando. Por lo tanto, no podemos mirar con malos ojos que exista una mayor preocupación por el bienestar personal, sino más bien entregar las herramientas que nos aseguren colaboradores saludables con quienes podamos contar en el largo plazo.


Jorge Fuentes, 

Psicólogo y Director de Pranavida

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