​Grandes empresas y emprendimientos: Relación de mutuo aprendizaje

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Ignacio Parada

Hace pocos días se realizó la última versión de Enade, tradicional encuentro donde empresarios de distintas industrias abordan anualmente temas relevantes sobre el desarrollo económico del país. También durante este mes se realiza el Congreso del Futuro, evento que desde 2011 reúne a personalidades destacadas del mundo científico y humanista para exponer a la ciudadanía distintas problemáticas a las que nos enfrentamos hoy o en un futuro muy cercano.

Eventos de este tipo son muy útiles para hacer un análisis de lo vivido en los últimos meses y también estar preparados para lo que viene, especialmente en el caso del sector privado chileno, que cumple un rol importantísimo dentro de la sociedad como creador de espacios laborales donde las personas pueden obtener crecimiento profesional y personal; además de promover el desarrollo económico de las naciones.

Durante años esos aspectos fueron suficientes, empleo y utilidades sin ahondar más allá. Pero los tiempos cambiaron y hoy las empresas deben responder también a la sociedad. Sus acciones impactan dentro de las comunidades donde están insertas y tienen además un papel como impulsoras de la innovación y el emprendimiento, gestoras de nuevas propuestas de bienestar para las personas, generadoras de opinión y creadoras de conocimiento, entre varios otros aspectos.

El problema es que muchas grandes organizaciones entienden esto en la teoría, pero aún les falta aplicar medidas en la práctica. Encuentros como Enade son valiosos porque la reunión entre pares fomenta el compañerismo y la identificación con metas y desafíos comunes, pero tan importante como eso es generar instancias de diálogo con diferentes actores y realidades para conocer otros puntos de vista o formas de abordar los problemas.

Un buen ejemplo de involucramiento real para las grandes compañías es tomar inspiración en el trabajo que están realizando otras empresas mucho más pequeñas en tamaño y trayectoria: hablo de emprendimientos y startups.

Muchas de ellas están recién comenzando o llevan pocos años en el mercado, pero su relevancia puede ser igual o mayor al de una marca con décadas de experiencia. Son varias las características que las hacen especiales: por un lado tienen una gran capacidad de adaptarse, crear, innovar y enfrentar el negocio algo más de cifras. Ellas trabajan desde el inicio de sus actividades con un fuerte foco en lograr un negocio de triple impacto, es decir, ser parte de un modelo económico que tiene como objetivo no sólo la rentabilidad financiera, sino también la generación de un impacto social y medioambiental positivo.

Cuando ambos mundos se relacionan se facilita también el crecimiento conjunto, incluso hay tendencias internacionales que ya se aplican en Chile, como por ejemplo el “Company Building”, un modelo de innovación que ocurre cuando grandes empresas crean o incuban internamente a startups o spin-offs para desarrollar nuevas ideas de negocio; o modelos de “Innovación abierta”, donde las compañías abren convocatorias para formar alianzas con emprendimientos que les aporten nuevas soluciones a los problemas de siempre. Oportunidades existen, la clave es atreverse a implementarlas.

El lema de Enade en su versión 2022 fue “Prosperum Imposta Iter (Que su viaje sea exitoso)”, mientras que el Congreso del Futuro optó por “Aprender a convivir”. Por supuesto, ambas apuntan a la realidad que estamos viviendo actualmente y cómo sortear con éxito los desafíos, pero también significan que estamos comenzando un nuevo viaje y las empresas privadas son fundamentales en el camino que tenemos por delante en cuanto a la innovación y reactivación económica. Y el éxito no será posible si no aprendemos a vivir en armonía, dialogar con diferentes actores y enfrentar juntos lo que venga, reconociendo en el otro la diferencia y el aporte que puede entregarnos desde su visión.


Ignacio Parada, 

Abogado y Emprendedor

europapress