Entre el 18 Oct y la epidemia de coronavirus que nos azota, el estado se encuentra implementando una serie de beneficios para miles de personas en forma reparatoria o para auxiliarlas. Unas, porque han perdido su empleo, otras por los daños y perjuicios en sus negocios, desde trabajadores independientes a micro empresarios minipyimes, pymes, medidas y grandes que no pueden funcionar y porque la economía está entrando en una recesión por efectos del estallido más la pandemia.
Pronósticos los hay de todos los tipos y sus indicadores ya comienzan a mostrar los signos de contracción: desocupación en alza, índices de producción a la baja como el Imacec, índices de ventas bajando. Pasarán algunas semanas hasta que tengamos indicadores macro que confirmen que la recesión llegó, aun cuando nuestros clientes chinos ya estén de vuelta.
Pero esta incertidumbre ha movido al estado a adoptar importantes medidas económicas y laborales en beneficios de todos, grandes, medianos, y chicos, consumidores y productores, población pasiva, restricciones a los despidos, como la postergación de pagos de patentes y contribuciones y varios impuestos, moratoria a créditos en el sistema financiero en espera de nuevas normas de repactación; igual cosa respecto de las cuentas de servicios básicos como luz, gas y agua. Es una larga lista que envuelven millones de personas de ingresos medios hacia abajo comprometiendo un importante aumento en el déficit fiscal, uso del fondos de reservas de Pensiones US $ 10.630 millones) y de Estabilización Económica y Social (US$ 12.000millones), y reasignaciones presupuestarias (US 5.000 millones), más una política monetaria expansiva con menores tasas de interés.
Las empresas medianas y grandes y las personas de ingresos medios hacia arriba, tienen recursos y saben cómo renegociar. Tienen contabilidad al día, balance auditados, asesores contables y jurídicos, técnicos, buena llegada a ejecutivos del sector financiero y autoridades de diversos servicios públicos. Pueden acceder directamente, negociar moratorias, postergaciones, refinanciamiento de créditos.
Sin embargo, millones de personas deben solicitar y tramitar personalmente los beneficios que les han sido otorgados más los nuevos que recibirán. Para ello deben hacer largas, tediosas y humillantes colas, a un metro de distancia entre el que le antecede y el que le sigue, mascarillas de cualquier calidad, pero no exentos de un alto riesgo de contagio. Ningún profesional, ejecutivo o empresario de cualquier tamaño hace colas.
Algunos datos:
Mensualmente, se tramitan 11 millones de solicitudes y cobros de beneficios sociales. No significa 11 millones de personas diferentes porque muchos van más de una vez al mes a cobrar su pensión, a la cola del Compim por la licencia médica, cola del Fonasa, cola del hospital para pedir hora, cola en la municipalidad, del ministerio de la vivienda, del ministerio del trabajo, del ministerio de desarrollo social, isapres, afp, etc. Cada vez que nace una repartición pública, surge también una cola.
Existen 35 tipos diferentes de subsidios vigentes. Casi todos requieren ser cobrados presencialmente presentando el carnet de identidad y seguramente algunos papeles obtenido de otras colas. He aquí una muestra de beneficios con cola :
licencias médicas
aguinaldo
fiestas patrias
aporte familiar permanente
bono invierno
asignaciones familiares
subsidio aporte previsional solidario
subsidio familiar
subsidio previsional
subsidio pensión básica solidaria pbs
subsidio habitacional
subsidio bono de protección ief
Subsidios al empleo joven
subsidio ingreso ético familiar
discapacidad mental menores 18 años
subsidio a la mujer empleada
cuota mortuoria
bodas de oro
cuenta del agua
incapacidad laboral
personas de bajos recursos
aporte previsional solidario vejez
aporte previsional solidario invalidez
bono por hijo
subsidios a trabajos pesados
asignación maternal
ley rettig detenidos desaparecidos
exonerados políticos
víctima informe valech
aguinaldo navidad
ex empleados del carbón
chile solidario
subsidio cesantía
cuenta de la luz
bonos fonasa
bono marzo
Con toda seguridad hay más, no se sabe cuántos sumando los nuevos que vienen. El hecho real es que el estado produce una tremenda desigualdad en el trato dado a sus ciudadanos, de dependiendo del poder que tengan que reciben su beneficio sin tener que hacer colas.
Hoy prácticamente todos tenemos un celular (hay 22 millones en operaciones en el país), pero no todos lo tienen con internet, ni tienen internet en sus casas, de modo que cuando algún servicio púbico anuncia como pavo real que tal o cual trámite se puede hacer por internet, está excluyendo a todos los que, socioeconómicamente, están de la clase medio promedia, pobres e indigentes, o a quienes viven en regiones apartadas donde el wifi no llega.
Soluciones hay. Miremos hacia el BancoEstado que se supone que debe estar al servicio de todo el país y no solo preocuparse de competir con la banca privada en servicios a las empresas, grandes medianas y pymes, y a los consumidores de renta media hacia arriba.
Según su memoria anual 2019, cuenta con 412 sucursales, 32.093 puntos de atención, 29.275 cajas vecino. Señala que 80 % de los chilenos son sus clientes y que operan 12 millones de cuentas Rut ,10 millones de cuentas de ahorro. 772.000 minipymes son clientes y sirve a 6,3 millones de clientes digitales. Para ello cuenta con una capacidad informática que le permitiría multiplicar varias veces más las cuentas Rut sin tener ampliar significativamente sus sistemas.
Entonces, ¿Por qué teniendo gigantesca capacidad, no los proporciona a 11 millones de trámites personales se realizan haciendo colas para tramitar y cobrar cerca de 40 tipo de subsidios y beneficios en dinero?
Cada vez que uno entra a una repartición pública, estatal o municipal o de dependencia estatal se encuentra que desde el portero hacia arriba tienen un computador. Pero sus equipos solo hablan entre ellos. Los del Ministerio de la Vivienda no hablan con los computadores del Ministerio del Trabajo, el Compim no habla con el BancoEstado, el Ministerio de Desarrollo Social no habla con el de Bienes Nacionales. Solo lo hace cuando uno quiere preguntarle algo a otro o intercambiar documentos esporádicos.
En pleno siglo XXI el estado no está en la nube. No en el sentido de estar ausente como cuando retaban a un niño chico en la escuela que no prestaba atención. No estar en la nube en el siglo XXI y significa un atraso monumental al mantener sus miles de bases de datos en compartimentos estancos, dispersas entre miles de escritorios de empleados públicos, salvo rarísimas excepciones. Menos aun el estado no sabe lo que son los blockchain que permite operar la nube sin registros humanos como archiveros y notarios. La experiencia de Polonia y los países bálticos son un buen ejemplo de eficiencia.
Si existieran estas conexiones y las bases de datos en la nube, entonces, los 11 millones de trámites cotidianos serían instantáneos. Desaparecerían las humillantes colas con frío o calor. Las platas a cobrar estarían Rut del BancoEstado y sus titulares, los coleros, podrán retirar sus dineros de la sucursal, caja vecina, cajero automático que más les acomode cerca de su domicilio, del lugar de trabajo, en una estación del metro, del supermercado, a la hora que se le ocurra, 4 de la mañana, 7am, 12am, 16 pb, 23 pm, cualquier día del año y desde cualquier país. ¿Increíble? No. Es lo que hace todos los que tienen computador, internet y que son cliente de un banco.
Si el estado fuera imaginativo y eficiente y supieran lo que es un blockchain millones cuenta rutistas no harían más colas. El General Baquedano estaría siempre limpio y mirando en paz hacia la alameda y una foto del presidente en el lugar pasaría piola.
Javier Fuenzalida