Cuál es el verdadero Valor Económico de la Democracia?

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Nicole Stuckrath


El mundo, en el grueso de los casos, ha buscado orientar el sistema de organización político social de sus países hacia convenciones más participativas donde existe un ambiente de   interacción entre elementos de articulación legislativa, los cuales son los responsables de determinar las reglas del juego, plasmadas en una serie de  instituciones normativas y, en donde también participan, ejerciendo una coacción, otros players más volátiles pero asociados a las instituciones de governance que tienen el rol de determinar el cómo guiar el juego en el marco ya establecido.  Cuando esta dinámica se da en espacios de participación ciudadana y existe respeto junto con aprobación del sistema, podemos estar hablando de la existencia de un entorno democrático.


Qué costos deben enfrentar los países en este proceso ? ... Las economías latinoamericanas han experimentado un lento y largo proceso en desarrollar confianza en sus instituciones, principalmente de gobierno, lo que es comprensible desde la visión de los costos sociales, políticos, económicos y humanos que le han significado vivir estos eventos.  A partir de estudios que han buscado dilucidar esta inquietud, desde la década de los 80´s, se han llevado acabo diversas investigaciones que apuntan a identificar los elementos que ratifiquen que los procesos y gobiernos democráticos se correlacionan con etapas de expansión y crecimiento económico.  Al momento de dictar cátedra siempre he manifestado que la política y la economía son primos hermanos cosanguíneos y, que, por consiguiente, se influyen mutuamente. Lo anterior nos conduce a subentender que dicha hipótesis revela la existencia de un modelo endógeno, donde es extremadamente difícil separar las direcciones, magnitudes y relaciones causales de las variables utilizadas para medir confianza en las instituciones y grados de democracia, por ejemplo, ya que al contrastarlas con datos duros como crecimiento del PIB, empleo, inversión y consumo no siempre es posible observar tendencias correlacionadas ni ciclos afines.


En este tipo de modelos también enfrentamos diversas dificultades, entre ellas, relacionar la calidad de las instituciones con una mejor democracia, dándole un protagonismo a las instituciones como entidades que reflejan la participación ciudadana, como elemento que sustenta el modelo de gobierno democrático.  Esto es complejo, pues en síntesis, si las insituciones no cuentan con el apoyo popular estas dejan de tener un rol central en los proceso de definición.


El desarrollo económico en las democracias da paso a una escuela de pensamiento que se define como el nuevo institucionalismo económico siendo lo que fundamente este pensamiento es que las instituciones juegan un rol central en el desempeño económico de los países debido a que estas proporcionan los límites dentro de los que se puede operar.


En este sentido, el modelo identifica que las instituciones tienen un rol central pero que éstas también evolucionan en el tiempo adaptándose a los procesos de aprendizaje  dinámico de los individuos que las conforman. Asi se espera que la interrelación entre gobiernos y ciudadanías adquiera un proceso de calibración para ajustar las brechas de participación versus los objetivos y resultados planteados. Esto sin lugar a dudas da pie a un proceso de evaluación en los costos de transacción que conlleva un complejo manejo del balance, eficiencia y equidad, porque si dentro de las métricas y objetivos de un país en proceso de desarrollo, esta el mejorar su productividad, sabemos que esto debe ir acompañado de formación de calidad, para optar a aspirar así a mejores salarios e incrementar producto. Ahora bien, esto es imposible de alcanzar si aún no se logra evidenciar mejoras concretas en los índices de resultados en la mediciones cognitivas (aprendizaje), por ejemplo. Entonces este objetivo abre otra problemática, que es cómo medirnos comparativamente y en forma adecuada para monitorear el avance. Para llevarlo a cabo debemos estimar cuánto cuesta y cuánto tardaremos en ver los resultados ?. La receta no es fácil, es cara y lenta. Y la ciudadanía no comprende esto y no tiene paciencia para esperar los resultados, provocando una brecha entre objetivo planteado por el governance y la cadena formuladora que le permite construir el engranaje para conseguir dicho objetivo. Por lo tanto, trabajamos con horizontes de planeación y resultados distintos promoviendo mayor estres a la medición de los objetivos.


Generaciones en formación, recursos en mejorar calidad de docentes, robustecer y ampliar modelos educativos, medir y monitorear los avances, integralizar el desarrollo del estudiante, etc etc, etc, etc, pero antes de todo, consensuar que ese es el objetivo que la ciudadanía y el gobierno, acompañado de las instituciones quieren alcanzar. Esto, a modo de ejemplo, y, se abre en igualdad de complejidad para todos los tópicos en discusión en la actualidad.


Hay diversos índices que miden el grado de desarrollo de las economías, donde ya no es raro ver en ellos, que se incorporan más dimensiones y variables más que sólo las de caracter económico. Ya no estamos en la época Kuznets donde se mide a un país sólo por el avance de su PIB per cápita (sabemos que los promedios pueden sesgar nuestra visión), sino que incorporan otras dimensiones como calidad de vida, oportunidad, crecimiento y la posibilidad de sostener estas oportunidades y derechos en el tiempo. Esto asegura participación, tolerancia, erradica prácticas más básicas o la ausencia de coberturas iniciales y promueve la movilidad social, que es lo que un porcentaje importante de la sociedad busca, mejorar sus condiciones de vida.


La ecuación no es fácil de manejar, Acemoglu y Robinson, Ferguson, North y varios más han indagado en las profundidades de esta receta condimentada que para algunos resulta con excelentes y prometedores resultados que todos quieren emular ( países nordicos, por ejemplo) y, que para otros termina siendo un tortuoso y vulnerable equilibrio imposible de sostener porque no han sido capaces aún de asegurar la existencia de las coberturas más básicas para la población, como es alimentación, agua potable, salud básica, educación básica y refugio.


La ciudadanía hoy más bombardeada de información, más empoderada pero aún pobremente preparada, reclama y reconoce las brechas entre objetivos del governance y la capacidad de las instituciones para alcanzar dichos objetivos de manera eficiente, no necesariamente equitativa. Emergiendo nuevamente los costos de transacción en el proceso que sin lugar a dudas revelarán efectos en el crecimiento económico, debido a su costo, el que se  concreta a la fecha en incrementos en el gasto publico del orden de 1% del PIB ( aumento del déficit) y posibles ampliaciones en la liquidez, con efectos en el balance monetario, que sin el beneplácito ciudadano no serán las medidas justas y suficientes esperadas, con lo que se preve que la relación causal que busca explicar dicho modelo se revirtiera por completo.

europapress