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Pía Bartolomé |
Todo fundador/a sueña con perpetuar su legado por muchas generaciones, para bienestar de sus seres queridos. Y la experiencia nos dice que la confianza es, para muchos, el elemento clave que ayuda a disipar los temores asociados a dejar en los herederos lo que tanto esfuerzo les ha costado.
Una empresa familiar surge con un fundador/a y una necesidad que puede ir desde la más básica hasta la más altruista de ser un aporte al mundo (y todas las combinaciones posibles en el medio). Luego, con su ingenio, trabajo duro, perseverancia y una cuota de gracia, consigue si todo sale bien, construir un “legado empresarial”.
Contar con miembros de la familia en sus empresas es un factor clave de éxito empresarial y felicidad familiar; una de sus mayores fortalezas se encuentra en esa vertiente. Proveen de seguridad a la familia porque alguien de confianza está velando por el bienestar del negocio a largo plazo en beneficio del bien común, que es perpetuar el legado que aman preservando el sello de la familia.
La vida es tan maravillosa como frágil. Aceptarlo, invita a tener una actitud de apertura al disfrute más pleno y de alerta a su tiempo acotado.
Este descanso es un derecho con valor en sí mismo, pero también hay innumerables estudios que muestran el vínculo con la salud física y mental, con la importancia de reconciliar la vida laboral y personal.
La tensión puede ser un incentivo que saque lo mejor de nosotros o puede tornarse una presión, con fuerza para aplastarnos.
Las “conversaciones” tienen un lugar central en nuestras vidas. En todo tiempo y lugar, de las formas más variadas y con las personas más diversas. En estos días, en el proceso constituyente y en nuestro quehacer cotidiano: en las comunidades, en las organizaciones, en las familias, en fin, en cada interacción con un otro.
Las mujeres representamos el 51,1% de la población en Chile; sin embargo, no contamos con ese porcentaje en los diversos espacios de poder y toma de decisiones tanto en el sector privado como en el público. Las razones son muchas y materia de un caluroso debate, pero el hecho concreto es que tenemos “el 14% de representación femenina en directorios de empresas IPSA, lejos del promedio OCDE de 26,7%”. Pero algo cambió. Al menos, en estas últimas elecciones quedó en evidencia que cuando hay oportunidades: ¡las mujeres brillan!
Mientras los fundadores se concentran en consolidar años de esfuerzo, la siguiente generación es, probablemente, el eslabón más invisible en su perspectiva de trascendencia. Sin embargo, es una de las alternativas clave -si no la más importante- para garantizar su legado.
Es tan natural, como nociva, la práctica del ser humano que hace distinciones para separar en vez de unir. En esa dinámica dividimos, etiquetamos y muchas veces excluimos a algunos integrantes de la familia con lo que se produce no solo daño, sino también, una gran pérdida de posibilidades.