Perspectivas promisorias

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Luis Riveros ok

En el curso del 2025, la economía chilena experimentó cierta mejoría en cuanto al ritmo inflacionario y el crecimiento del PIB. En efecto, de acuerdo al Banco Central (IPoM de diciembre de 2025) la tasa de inflación anual convergerá hacia un 4,2% en contraste con el 4,4% que se había previsto en el IPoM de septiembre 2025. A este resultado ha contribuido la caída observada por el valor del tipo de cambio en alrededor de 4% y la mantención por parte del Banco Central de una tasa de política monetaria relativamente alta. En materia de crecimiento se estima para este año 2025 una expansión anual del PIB del orden de 2,4%, aún por debajo de lo esperado por el gobierno. Todo esto permite proyectar para 2026 una inflación en torno a la meta del Banco Central de un 3.0%, con un crecimiento económico anual que estará en el rango del 2 al 3%. aún considerando la vigente tasa de política monetaria de 4,75%. Dado que el Banco Central estima que la inflación ha estado cediendo y que alcanzará un 3% en el segundo semestre de 2026, ello seguramente permitirá un nuevo descenso de la tasa de interés de referencia desde el actual 4,75%, y con ello pasar a jugar un rol vital para el crecimiento y la inversión.


Lo anterior reviste importancia porque la nueva administración tendrá un panorama más auspicioso en materia económica y financiera, incluyendo el precio del cobre. Con ello podrá abordar en mejor forma el ambicioso programa de ajuste fiscal que se propone, abordando reducciones de impuestos y, a la vez, de gasto, sin con ello afectar crecimiento económico. Chile debe esperar el éxito de esta iniciativa porque es vital para controlar el endeudamiento causado por los persistentes déficits fiscales. El nuevo gobierno recibe una situación fiscal crítica, especialmente debido al alto crecimiento del empleo público e innumerables situaciones financieras bajo investigación, y que reflejan mal uso de recursos y una deficiente administración. Con mejores expectativas y una más holgada situación financiera para el financiamiento de proyectos, incluyendo además una más controlada y realista política de “permisología”, Chile puede aspirar a mejorar la inversión y así recuperar el empleo formal y la producción.


No debe existir sino un marco realista para analizar lo que se puede esperar de la primera parte del nuevo gobierno. Es claro que el país ha vivido demasiadas decepciones y son muchos los problemas estructurales a atender, como es el caso de la salud pública, la educación y las pensiones, todo ello en el marco de una acentuada inseguridad y creciente inmigración ilegal. Lo que es claro es que nada de esto se resuelve con más violencia en las calles, más inseguridad laboral y bajo la persistente amenaza por parte de la coalición perdedora en las últimas elecciones. La protesta y el mayor riesgo para una ciudadanía indefensa no contribuyen sino al caos y la polarización. Sólo un debate de ideas podrá sacar al país de la difícil situación actual, para adoptar las soluciones que brinden a largo plazo las mejores opciones, con la mirada puesta en el futuro de nuestro niños y jóvenes.


¡¡Que sea un feliz año 2026!!


Prof. Luis A. Riveros

Universidad Central

europapress