(MundoMaritimo.cl) Al aproximarse el cierre de 2025, la industria marítima y portuaria global navega en un escenario complejo, marcado por presiones tarifarias, variaciones de demanda y un creciente peso de la incertidumbre política comercial de Estados Unidos. Diversos análisis coinciden en que el sector atraviesa un momento de transición, donde la moderación del consumo convive con riesgos latentes que podrían alterar nuevamente el equilibrio del mercado.
Judah Levine, director de Investigación de Freightos, expone que desde octubre las líneas navieras “han estado lidiando con la presión bajista en las tarifas por la desaceleración estacional de la demanda y el aumento de capacidad en las principales rutas Este-Oeste”. Pese a ello, lograron imponer incrementos generales de tarifas (GRIs) a mediados de octubre y el 1 de noviembre, lo que permitió recuperar los valores tras tocar mínimos de dos años.
Pero la recuperación fue corta. A mitad de noviembre, las tarifas spot (o de corto plazo) en la ruta Transpacífico volvieron a retroceder abruptamente: En la ruta Asia - Costa Oeste de EE. UU. (USWC) cayeron 6% la semana pasada y más de 20% esta semana, hasta ubicarse en torno a US$2.100/FEU, borrando las ganancias de noviembre. En tanto, las tarifas en la ruta Asia- Costa Este de EE.UU. (USEC) también retrocedieron más de 20%, situándose cerca de US$3.000/FEU, a niveles previos al GRI de octubre. Aunque algunas líneas navieras contemplan nuevos aumentos para diciembre, “podrían reconsiderarlo dada la fuerte caída de esta semana”, advirtió Levine.
En contraste, las tarifas Asia–Europa y Asia–Mediterráneo se han mantenido estables —alrededor de US$2.480/FEU y US$2.827/FEU respectivamente— gracias a campañas más agresivas de cancelaciones de itinerarios (blank sailings) en plena temporada de negociación de contratos a largo plazo, acompañadas de nuevos GRIs que buscan empujar las tarifas spot hacia los US$3.000–US$4.000/FEU.
Frente portuario
En Estados Unidos, la actividad portuaria refleja un 2025 irregular pero resiliente. De acuerdo con Bloomberg, los principales puertos esperan cerrar el año con volúmenes similares a 2024, apoyados en una demanda del consumidor que se mantiene firme. El Puerto de Los Ángeles, el mayor del país, movilizó 848.400 TEUs en octubre, un 6% menos que en el mismo mes del año anterior. Las importaciones —429.300 TEUs— retrocedieron 7%, mientras que las exportaciones mostraron un leve avance.
El director ejecutivo del puerto, Gene Seroka, destacó que entre enero y octubre se han procesado 8,6 millones de TEUs, un 2% más que en 2024. Esta cifra, señaló, “nos pone en una posición sólida para la recta final de 2025”, con la meta de alcanzar los 10 millones de TEUs por tercera vez en su historia. Sin embargo, admitió que la industria mira 2026 con una mezcla de “cautela” y “esperanza”, marcada por la incertidumbre sobre los aranceles y acuerdos comerciales impulsados por la administración Trump.
“Muchos CEOs y líderes logísticos… están postergando inversiones y contrataciones hasta que haya más claridad sobre la política comercial y los aranceles”, afirmó Seroka.
Nueva disrupción posible
Esa incertidumbre coincide con riesgos estructurales destacados por analistas. Lars Jensen, analista de la industria marítima, advierte que es probable que “estemos en medio de una reducción significativa de inventarios”. Según señala, si la demanda final se mantiene estable, esto podría detonar —en 2026— un nuevo ciclo de reposición que genere “un repunte repentino en las importaciones estadounidenses”.
El mayor peligro, indica Jensen, sería una coincidencia entre este ciclo y un eventual retorno de los servicios a la ruta del Canal de Suez: ello podría “provocar un nuevo episodio disruptivo” con congestión portuaria severa en Europa, afectando no solo a las rutas hacia dicho continente, sino también en la ruta Transpacífico.
En un contexto donde las tarifas retroceden, los volúmenes se estabilizan y la política comercial añade capas de incertidumbre, la industria marítimo-portuaria se prepara para entrar en 2026 teniendo en cuenta que anticiparse a posibles nuevos shocks será clave para mantener la resiliencia.