Sr Director,
La polémica por el retorno del transporte público al Paseo Bandera revela un error común: suponer que la peatonalización, por sí sola, garantiza beneficios. Cada caso debe analizarse en su contexto y, en el sector del centro de Santiago, la medida resulta plausible. Son pocas las alternativas que permiten atravesar la Alameda de sur a norte; prescindir de ellas aumenta la congestión y profundiza la desigualdad en el acceso a la ciudad.
Habilitar una calzada exclusiva para buses es una decisión acertada: favorece a la colectividad —los buses mueven personas, no autos—, mejora la conectividad al facilitar traslados no caminables, fortalece la multimodalidad al mantener un espacio relevante para los peatones y promueve la electromovilidad mediante la incorporación de buses eléctricos. Cabe recordar que Santiago ya cuenta con un patrimonio peatonal excepcional, hoy descuidado: sus galerías, un entramado único que urge revitalizar, pues sostiene al comercio local y forma parte de la identidad urbana. No hay que olvidar que las ciudades no se construyen con dogmas ni nostalgias, sino con equilibrio y un uso racional del espacio.
Francisco San Martín
Académico de la Escuela de Arquitectura Universidad UNIACC