Una roca del programa Apolo modifica la cronología lunar

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El astronauta del Apolo 17, Harrison Schmitt, recoge muestras lunares con una cuchara de muestreo ajustable durante la misión a la Luna de 1972.

Simulaciones avanzadas basadas en una roca traída de la Luna por los astronautas del Apolo 17 hace más de medio siglo reescriben un capítulo de la historia temprana del satélite terrestre.



El fragmento, conocido como muestra 76535, se formó a casi 50 kilómetros de profundidad, pero prácticamente no muestra señales de las violentas sacudidas que suelen esperarse cuando rocas profundas salen a la superficie. Este enigma ha intrigado a los científicos durante décadas, y muchos creían que la roca fue expulsada a la superficie por el enorme impacto que formó el cráter más grande de la Luna, la Cuenca del Polo Sur-Aitken.



La nueva investigación, dirigida por el científico planetario Evan Bjonnes del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (LLNL), ofrece una explicación más sencilla con amplias implicaciones. Mediante simulaciones informáticas avanzadas de impactos lunares gigantes, el equipo demostró que el impacto que formó la Cuenca Serenitatis, una enorme cuenca de impacto en la cara visible de la Luna, podría haber elevado la roca a la superficie durante las últimas etapas de su formación.



Los hallazgos sugieren que el impacto ocurrió hace unos 4.250 millones de años, aproximadamente 300 millones de años antes de lo que se creía, lo que retrasa aún más la cronología de los impactos lunares. Este cambio también redefine la forma en que los científicos estiman la historia de los bombardeos de la Tierra y otros planetas interiores. La investigación se publicó la semana pasada en Geophysical Research Letters.



"Esta roca puede ser pequeña, pero contiene una enorme historia sobre la historia temprana de la Luna. Es como una cápsula del tiempo de hace 4.250 millones de años", afirmó Bjonnes.



Resolviendo un enigma de décadas de antigüedad Los científicos coinciden desde hace tiempo en dos hechos clave sobre la muestra del Apolo: su composición química y textura muestran que se formó en las profundidades de la corteza lunar y carece de las fuertes características de choque que suelen acompañar a un violento ascenso a la superficie. Estudios anteriores proponían que solo un impacto enorme, como el que creó la Cuenca del Polo Sur-Aitken, podría excavar roca a tales profundidades. Pero había un problema: transportar la roca desde esa cuenca del otro lado hasta el sitio del Apolo 17 probablemente requeriría un impacto adicional, evitando un choque lo suficientemente fuerte como para dejar cicatrices reveladoras.



Bjonnes y su equipo encontraron una ruta más directa. Utilizando simulaciones por computadora de grandes impactos lunares junto con modelos de la corteza lunar, demostraron que durante la etapa posterior de "colapso" de la formación de un cráter gigante, el material de decenas de kilómetros de profundidad puede ser arrastrado hacia arriba con la suficiente suavidad como para preservar una roca como la muestra 76535. En esas simulaciones, un impacto a escala de Serenitatis puede mover material profundo a pocos kilómetros de la superficie, precisamente el tipo de proceso que podría colocar la muestra donde la encontró el Apolo 17.



"Buscamos una explicación local más simple. Y los modelos seguían mostrando lo mismo", dijo Bjonnes. "Los grandes impactos pueden elevar rocas profundas a la superficie sin sobreexplotarlas".



POR QUÉ LA CRONOLOGÍA ES IMPORTANTE


Si la muestra 76535 data el impacto de Serenitatis en 4.250 millones de años, otras cuencas lunares importantes también podrían ser más antiguas de lo que se ha cartografiado actualmente. Esto impulsa a los científicos a replantearse la rapidez con la que se enfrió la Luna y la frecuencia con la que los grandes impactos impactaron el sistema solar interior.



Dado que el registro superficial más antiguo de la Tierra ha sido prácticamente borrado por la tectónica de placas y la geología, los científicos suelen calibrar el historial de impactos de la Tierra utilizando la Luna. Por lo tanto, redatar un impacto lunar clave recalibra nuestra visión de la Tierra primitiva, incluyendo cómo pudieron haber evolucionado los demás planetas interiores, afirmó Bjonnes.



"Al retroceder en el tiempo a Serenitatis, estamos modificando por completo la cronología de cuándo ocurrieron los grandes impactos en el sistema solar", añadió Bjonnes. "Esto también tiene un efecto dominó para comprender el entorno primitivo de la Tierra".




europapress