Señor director,
A la cárcel de los privilegiados, de los Sauer, de Topelberg y también de Daniel Jadue; allí va Luis Hermosilla, ese abogado que formó parte de las filas del Partido Comunista y que, a lo largo de su juventud universitaria, forjó amistades con Chadwick y otros tantos, siempre siendo un amante del dinero y los vicios. Ese hombre que hizo celebrar al presidente Boric, olvidando que es abogado del jefe del segundo piso de La Moneda y principal asesor, Miguel Crispi, en el “caso fundaciones”; olvidando también que el hermano del imputado, Juan Pablo Hermosilla, fue el abogado de confianza de Bachelet. El presidente debe tener cuidado, no solo por cuidar su rol institucional y evitar el intervencionismo, sino que también debe cuidarse de no volver a escupir al cielo.
Tomás Ojeda Aravena
Fundación para el Progreso