Baja en la desocupación: Felicidad de corto plazo

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La semana pasada conocimos la desocupación de nuestro país según datos del INE, ubicándose en un 8%, cifra bastante positiva si consideramos la crisis que estamos viviendo o que, tal vez, estamos comenzando a vivir.

El ministro Mario Marcel ha manifestado su alegría por estas cifras porque, en su opinión, “estamos lejos de la catástrofe que muchos analistas han estado anticipando”. Sin embargo, creo que es pertinente hacer un análisis de las cifras, tendencias y estrategias de otros organismos públicos antes de manifestar una alegría por estas mediciones.

La cifra del 8% de desocupación es la medición opuesta y en sentido contrario de la “ocupación”, es decir, entre más personas laborando, menos desocupados contamos. Pues bien, nuestro país realiza este conteo considerando tanto la ocupación formal como la informal, pues desde el año 2018 que hemos recogido la sugerencia de la Organización Internacional del Trabajo de incorporar la informalidad laboral como parte de los factores que determinen la desocupación, entendiendo por tal a todas las actividades económicas y ocupaciones que no están cubiertas o están insuficientemente contempladas en la legislación y sistemas formales. De esta forma, se considera como ”no desocupado” quien labora sin contrato o que realiza un emprendimiento que no ha seguido los procedimientos de inicio de actividades ni tributación exigidos por el Servicio de Impuestos Internos. Este último grupo podemos llamarlos “emprendedores informales”.

Las estadísticas del INE por el trimestre agosto-octubre de este año, señalan que los ocupados informales aumentaron en un 3,9% siguiendo una tendencia que se aprecia en las últimas mediciones.

También es importante considerar el gran número de inmigrantes que nuestro país está recibiendo, quienes viajan a Chile buscando mejores condiciones de vida, pero que terminan realizando actividades fuera de la formalidad, cayendo en esta tipificación un amplio espectro de labores. Según los datos del INE, la tasa de ocupación informal de extranjeros está en un 30,6% lo que representa un incremento del 6,1% en relación con la medición anterior.

Estos antecedentes nos permiten colegir que, en consideración a la tendencia a la baja en los niveles de inversión, la inflación, incremento del dólar y aumentos de tasas de interés, que la fuerza laboral no está siendo absorbida por los trabajos formales, lo que ha impelido a buscar distintas formas de subsistencias, dejando de lado toda formalidad y procedimientos que están dentro de las políticas públicas como sistemas de tributación y de seguridad social.

En efecto, el hecho de estar alegre por la tasa de desocupación influenciada por los trabajos informales es preocupante. Por otro lado, hay otras autoridades que miran con distintos ojos tal situación, tal como lo hace el Servicio de Impuestos Internos (SII).

Desde hace varios años que el organismo fiscalizador está llamando la atención por una serie de actividades económicas que no tributan o que son sujetos de sospechas como los “influencers” y todos aquellos que comercializan productos a través de las redes sociales. Es así como desde 2019 que ha realizado planes de fiscalización para estos contribuyentes.

Sin duda que la pandemia ha impelido a distintas personas a realizar actividades para poder incrementar o generar ingreso para su subsistencia, aprovechando el dinamismo y difusión de las redes sociales que fueron potenciadas por el aislamiento obligado de las cuarentenas que vivimos en los años 2020 y 2021, como también la necesidad de reinventarse a los nuevos tiempos ya sea por despidos o por carencia sistemática de ingresos. Independientemente de la justificación y sin hacer un cuestionamiento de aquello, el no pagar impuestos es una falta que está claramente penada por nuestra legislación y el SII tiene todo el derecho y la obligación de realizar sus procesos de fiscalización y exigir el pago de los tributos devengados.

Es así como el empleo informal que el INE considera para determinar su tasa de desocupación es insumo para la fiscalización del SII, generando un círculo paradójico y que redunda en que el ministro de Hacienda está feliz porque no es tan grave la crisis y el director Nacional del SII también está feliz porque hay un campo nuevo para ejercer sus facultades de fiscalización y así aumentar la recaudación a través del combate a la evasión.

Además de lo anterior, no es menos descabellado establecer la relación entre los informales y los futuros beneficiarios del 6% de mayor cotización que está en el proyecto de reforma previsional, que será de cargo del empleador y que financiará el seguro social que ayudará a cubrir toda pensión baja o inexistente de aquellos trabajadores que no lograron un fondo previsional suficiente que le provea de una pensión digna a sus necesidades. Es evidente que los informales no realizan cotizaciones y por ello no tendrán un fondo que les genere una pensión suficiente cuando jubilen, pese a que ha haber realizado actividades económicas que les permitieron un mejor pasar en relación con un trabajo formal.

Así la situación, creo firmemente que la sonrisa de la autoridad por las cifras de desempleo será, por lo menos, una mueca de preocupación en el corto plazo cuando se materialice el escenario que se vislumbra de la simple lectura de las cifras desagregadas del INE y de sus efectos en la población.


Prof. Germán R.Pinto Perry

Director Magíster en Planificación y Gestión Tributaria

Centro de Investigación y Estudios NRC

Universidad de Santiago


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