Pan para hoy... hambre para mañana

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Luis Riveros

Se está discutiendo el proyecto para proceder a un cuarto retiro de dinero de los ahorros previsionales. Esta discusión contradice al menos dos afirmaciones que se realizaron anteriormente por parte de muchos de quienes apoyan la iniciativa. En primer lugar, dijeron que el primer retiro era algo concebido como excepcional y que no debería repetirse. Esa afirmación se contradijo a poco andar con la aprobación de un segundo y tercer retiros, justificados en base a lo que se diagnosticó como ausencia de suficientes recursos públicos para apoyar el gasto de las familias y las graves consecuencias de la pandemia. Este cuarto retiro reitera esos mismos fundamentos, a pesar del enorme esfuerzo que se ha realizado del punto de vista fiscal para apoyar a personas, empresas y familias. Pero una segunda afirmación escuchada de varios líderes políticos que hoy siguen respaldando esta estrategia de “autofinanciamiento” que se le impone al ciudadano para usar sus ahorros previsionales para afrontar gastos de todo tipo, es que, en realidad, tales ahorros “no existían”. Varios argumentaban que la eventual estafa que habían edificado las AFPs consistía en que tales recursos ahorrados habían sido gastados por estas entidades, y los números del ahorro individual eran casi como “imaginarios”. Los sucesivos retiros han desmentido esta falacia, la cual recurría a la endémica desconfianza del pueblo chileno.

Tras toda esta discusión se envuelve una estrategia basada en abierto populismo. Economistas de todos los colores políticos han destacado que estos retiros crean un grave problema de desfinanciamiento de las pensiones futuras. La justificación populista se escuchó de boca de varios líderes propiciadores de esta estrategia de financiamiento, diciendo que en todo caso “el Estado se hará cargo” de los déficits futuros. No están siquiera dimensionados, pero todo indica que las necesidades de recursos, expresadas como proporción del Producto, serán a futuro muy significativas. Además, también se ha dicho que estos retiros y el gasto asociado están causando presiones inflacionarias que van en desmedro, precisamente, de quienes deben considerarse beneficiarios de la medida. También se ha advertido que esto pone presión alcista en el preciso de la divisa y contribuye también al alza en las tasas de interés que los mismos beneficiarios enfrentarán para pagar sus compromisos adquiridos. Todos estos argumentos no son escuchados, porque no interesan y porque no se comprenden por parte de quienes auspician el proyecto, como tampoco por parte de los posibles beneficiarios de la medida adoptada en su ya cuarta versión. La mezcla de populismo e ignorancia sobre las más elementales reglas económicas, van a seguir causando un severo daño a los chilenos, cuestión ya marcada por el grave déficit fiscal y la alta deuda externa que deberán afrontar los futuros gobiernos, siendo claro que ello se trasladará a mayores desembolsos por parte de la ciudadanía toda.

Además de todo eso, se han presentado proyectos de ley destinados a nacionalizar (léase expropiar) los fondos previsionales, con el propósito reconocido de aniquilar el sistema de AFPs y de crear un sistema estatal “de reparto” el cual no tiene ninguna definición o claro delineamiento de su organicidad, financiamiento y modus operandi. Se ha dicho por ejemplo, que este fondo estatal debería invertir sólo en activos nacionales, sin buscar rentabilidad en proyectos externos, así diciendo que se preferirá un retorno de 20% a uno de más de 60% como ha sido la experiencia reciente de las impopulares AFPs. Esto ya no sólo es populismo y falta de comprensión de las más elementales reglas económicas y de la propia dinámica poblacional, sino que se constituye en una pura decisión de condenar a las pensiones chilenas a un régimen de control político sometido a la burocracia Por eso muchos ven en el retiro del 100% de los fondos la alternativa necesaria para protegerse de una situación de grave daño patrimonial.

Se trata de un tema crucial que demanda una discusión seria y bien fundamentada. No es lo que se está observando, y posiblemente ello llevará una solución defectuosa, comprometiendo seriamente el bienestar de largo plazo. La despreocupación de nuestro mundo político sobre este tema es tal, que ni siquiera ha discutido con suficiente rigor y tiempo la reforma al actual sistema de pensiones, cuyas propuestas tanto se han estudiado durante las últimas administraciones de gobierno. Se ha preferido el camino populista que debe consignarse en los términos del antiguo adagio: “pan para hoy, hambre para mañana”.


Prof. Luis A. Riveros

europapress