Gabriel Lama, Gerente General TGLI Leadership Consulting y Coach de Alto Rendimiento Ejecutivo

​¿Si no ahora, cuándo? ¿Si no tú, quién?

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Cartas al director OK


Sr. Director,


Quiero comenzar esta columna haciendo uso de las dos preguntas más poderosas del Coaching: ¿Si no ahora, cuándo? y ¿si no tú, quién?

Existe un propósito tácito en estas preguntas cuando las relacionamos con una situación país cargada de incertidumbres, generadas por sucesos que comienzan con la crisis social, continúan con el coronavirus en pleno desenlace y un plebiscito que se avecina. ¿Cómo podremos sacar algo de esta situación?, o más aún ¿algo positivo? ¿Existirá alguna oportunidad que no estamos viendo entre tanta incertidumbre?

El propósito tácito al cual me refiero, y que es una respuesta transversal a todas estas preguntas, es al liderazgo personal o autoliderazgo. La “gestión de cambio en mí” en un momento que nos convoca a hacernos cargo de todo lo que queremos y podemos cambiar en nuestras vidas frente a este escenario, incluyendo aquellas cosas que aún no estamos viendo. En definitiva ¿qué requiere de cada uno de nosotros esta situación?, ¿a qué nos convoca?,, ¿qué necesitamos aprender, hacer, o descubrir? ¿Cuáles son las acciones que nos van a llevar a resolver tú situación actual? Porque si no te haces cargo de ti, y de aquellos que te importan, ¿quién?

Para ello debemos asegurarnos de estar en nuestro mejor ser, velando por nuestra energía física, mental, emocional y espiritual, como lo he compartido en otras publicaciones. Esta misma energía, unida al factor tiempo y atención, deberá orientarse a espacios de reflexión, descubrimiento, creatividad y resolución, en ese mismo orden. Y para eso lo primero que se debe hacer, es ¡detenerse a pensar! ¿Habrá algo más importante que eso para tomar buenas decisiones y seguir avanzando? Tampoco me refiero a que nos tomemos una semana para ello, basta con un par de horas a la semana, con o sin crisis. Al menos ese es uno de los beneficios principales de los ejecutivos que trabajan conmigo en coaching, al tener que “detenerse” de su alta intensidad laboral de la semana, para que nos reunamos, y a través de buenas preguntas, descubramos las mejores posibilidades de acción, las que finalmente terminarán por aumentar su efectividad.

El problema está en qué en situaciones tan inciertas y complejas como las que estamos viviendo, que nos sacan de nuestra normalidad, equilibrada y en armonía, aparece un gran temor que naturalmente le tenemos a lo desconocido y, que según su intensidad y duración, puede generarnos altos niveles de estrés, angustia y hasta pánico. Los que podrían llegar a ser sentimientos colectivos en contextos organizacionales.

Si alguien nos dice que no tiene ningún nivel de miedo frente a todo lo sucedido, más bien creo que solamente no lo está reconociendo. Ya que el miedo es una de las emociones básicas del ser humano, que nos ha acompañado por miles de años y que aparece cuando nos sentimos amenazados y consideramos que podemos perder algo, sea nuestro trabajo, condición económica, seguridad, o inclusive la propia vida.

Lo que considero más importante frente a este temor que podemos estar sintiendo y que puede secuestrarnos, es no paralizarse y quedarse inmóvil. Necesitamos construir coraje para poder seguir avanzando. Como dijo una vez Nelson Mandela: «Aprendí que el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es quien no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo».

¿Y cómo se conquista ese miedo? ¿Cómo nos hacemos valientes? Liderándonos, con acciones concretas que nos permitan prepararnos para los diferentes cambios que pudiéramos llegar a vivir. Existe una gran diferencia entre preocuparnos y ocuparnos. Mi invitación es a que definitivamente eliminemos el “pre”, que es solamente energía mal gastada por un rumear mental innecesario y nos enfoquemos en lo que si podemos hacer. Lo que no quiere decir que debamos hacerlo solos. Los miedos se enfrentan de mejor manera cuando reconocemos que existen y lo enfrentamos acompañados. Armemos nuestro plan A, B y C, con la ayuda que sea necesaria. Pedir y ofrecer ayuda son acciones tremendamente poderosas y movilizadoras, que nos llevan a la acción de la colaboración y que es justamente el mayor potencial del ser humano, pues es el que nos ha permitido sobrevivir frente a todas las demás especies.

¿Si no ahora, cuándo? ¿Si no tú, quién? Para comenzar este movimiento colaborativo, integrador y evolutivo.

Recordemos siempre que el liderazgo no requiere cargo, títulos, premios, fama o poder. El liderazgo siempre será una acción de cambio que dependerá solamente de uno.

Para cerrar esta reflexión e invitación les quiero dejar una frase del ex Navy SEAL, y ahora empresario, Alden Mills, que creo resume bastante bien lo que les he querido compartir en esta columna y la mejor manera de afrontar la incertidumbre: “Prepárate para lo peor, espera lo mejor y acepta lo que venga”. 



Gabriel Lama, 

Gerente General TGLI Leadership Consulting y Coach de Alto Rendimiento Ejecutivo 

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