La sabiduría de las canas

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Pia Bartolome (1)Resulta cada vez más evidente el valor de la diversidad en las empresas familiares. Uno de los aspectos relevantes de esa trama y una fórmula muy poderosa, son las relaciones intergeneracionales. El diálogo convergente y complementario entre los jóvenes y los con experiencia acumulada no es solo necesario, sino imprescindible.

En estos tiempos complejos y de grandes desafíos que nos tocan vivir, no sirven los cantos de una sola voz. Más que nunca necesitamos de coros con todas sus cuerdas, que nos permitan generar soluciones armónicas, para abordar espectros más amplios de la realidad.

En este contexto, cada generación tiene valor en sí misma; no solo por lo que un día llegará a ser o por lo que fue, sino por el valor que aporta ahora. En todos hay un presente valioso que debemos rescatar y honrar. Y en una sociedad que tiende a desechar demasiado rápido, los adultos mayores son uno de los grupos que especialmente debemos reposicionar en el lugar que se merecen.

La sobre exaltación de la juventud muchas veces desvía la atención de las ventajas y fortalezas de la vejez. Según identifican diversas investigaciones, el proceso de envejecimiento del individuo trae consigo un desarrollo de la capacidad para reconocer las limitaciones y, en consecuencia, aprender a adaptarse a ellas y lograr resiliencia. Son precisamente las cicatrices de las personas mayores las que, en tiempos de crisis, nos transmiten las experiencias vividas con sus evidentes aprendizajes y lecciones acumuladas que hoy pueden ponerse al servicio de la búsqueda de soluciones.

De los dichos y experiencias de varios fundadores de empresas familiares he rescatado que “ser viejo es tener tiempo para las cosas importantes”. Esa frase me parece de gran sabiduría ya que la ponderación y madurez son recursos que hoy ayudarían mucho en el proceso de toma de decisiones.

Las fórmulas pueden ser muchas y dependerán de las características de la empresa familiar y de las particularidades de sus integrantes. Sin embargo, la figura de un “Consejo Senior” que actúa como espacio de interacción con los directores, puede constituir una fórmula eficiente para rescatar su sabiduría. Así, aquellos con profundo conocimiento de la empresa y de la industria, porque trabajaron en ella toda su vida, se vuelven los mejores asesores para las nuevas generaciones.

¿Y si las empresas aprenden de los bosques? La ecóloga Suzanne Simard afirma "Hay una inteligencia, una sabiduría, una protección que se trasmite de una generación a la otra. Estas plantas están conectadas en el tiempo y en el espacio, y a través de las generaciones". Son precisamente los árboles más grandes y viejos los que están más conectados con el resto y que cuando germinan los árboles pequeños, les transfieren elementos vitales para apoyarlos. Las investigaciones de Simard demostraron que los árboles pequeños crecieron cuatro veces más cuando estaban cerca a los árboles añosos, a diferencia que cuando estaban aislados.

El desafío de los más viejos está en dejar espacio, permitiendo el crecimiento de los más jóvenes para perpetuar el ecosistema; y de éstos, en conectarse con la sabiduría de los más viejos, dejándose guiar, para fortalecer su propio crecimiento.


M. Pía Bartolomé V.

Psicóloga, Máster en Comportamiento del Consumidor

Gerenta de Proyectos Proteus

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