​Eligiendo una Carrera

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Luis Riveros

Un nuevo período de postulaciones a la educación superior. Pocas cosas han cambiado respecto de los últimos años, porque las transformaciones se han centrado en aspectos financieros y de gestión que poco o nada afectan las condiciones en que se ofrecen carreras y programas. En efecto, una ley ha dado origen a un nuevo sistema de financiamiento estudiantil, una nueva organización a nivel Ministerial (Subsecretaría, Superintendencia, Comisión Nacional de Acreditación y Ministerio de Ciencia y Tecnología). Pero esto poco o nada afecta a la oferta de carreras y programas, y mucho menos a los modelos educativos y proyectos curriculares. Poco o nada importan esas políticas superiores, excepto en lo que respecta a la financiación que, en definitiva, puede determinar las preferencias estudiantiles más allá de instituciones “de buena marca” y carreras de elevado prestigio. La información disponible es poca, más allá de los aspectos generales más conocidos. Poco se sabe, efectivamente, de lo cercano o no de un plan de estudios respecto de la realidad laboral y del cambio técnico existente. Casi nada respecto de las oportunidades de empleo y salarios de los egresados de una determinada institución. Menos se sabe respecto de la duración generalmente exagerada de una determinada carrera, en función de las condiciones ideales de empleo. Indudablemente es muy bueno que exista plena libertad de elección para estudiantes que quieren diseñar su futuro a partir de sus estudios superiores. Malo que muchas veces, en esa opción, sean víctimas de una débil formación previa y de una ausente vocación. Los estudiantes se siguen orientando en base a la información que poseen y a la orientación que le brindan escuelas y familias. Cuando influyen más las amistades y las presiones familiares que la legítima opción de cada uno, se contribuye a las ya elevadas tasas de deserción del sistema de educación superior. Por eso la labor de la educación media es tan trascendente para asegurar un desempeño exitoso de estos nuevos jóvenes que llegan a la educación superior cargados de sueños y grandes esperanzas.


Luis A. Riveros

Universidad de Chile

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