El fabricante del iPhone prometió en enero invertir 30.000 millones de dólares en Estados Unidos, aprovechando una ganancia impositiva derivada de las amplias reformas fiscales del presidente Donald Trump.
“Es una buena noticia, es una buen indicación (...) pero creemos que todavía es provisorio, preliminar y tenemos que esperar que eso se vaya consolidando en un acuerdo que todavía tiene que construirse”, comentó el presidente de la empresa.
Las empresas norteamericanas ya han encontrado el método para hacerle el quite a los efectos de la guerra comercial entre Donald Trump y China.
En espera de una recuperación de los precios internacionales, la semana pasada el directorio de Antofagasta Minerals aprobó una expansión de su yacimiento de cobre Los Pelambres por US$1.300 millones.
Por primera vez, los líderes reunidos no emitieron un comunicado conjunto, en el contexto de la guerra comercial entre EEUU y China, afectando las expectativas que hay sobre el encuentro Trump-Xi en el marco del G20 que se realiza en Buenos Aires la próxima semana.
La lista se aplicaría a importaciones desde China que no fueron incluidas en las rondas previas de aranceles, que podrían alcanzar a unos 257.000 millones de dólares según las cifras del año pasado, dijo Bloomberg, citando personas familiarizadas con el tema.
El país busca nuevos mercados de exportación para protegerse contra los efectos de la escalada en la guerra comercial entre Estados Unidos y China, dijo este lunes el ministro de minería, Baldo Prokurica.
China y Estados Unidos intensificaron su guerra comercial, después de que Pekín sumó productos estadounidenses valorados en US$60.000 millones a los bienes sujetos a aranceles de importación en represalia por los gravámenes propuestos por el presidente Donald Trump.
Trump advirtió que si China toma represalias contra los agricultores o industrias estadounidenses, “inmediatamente buscaremos la fase tres, que son aranceles sobre importaciones adicionales por aproximadamente US$267.000 millones”.
Ello pese a los intentos del secretario del Tesoro por reanudar las charlas con Pekín para resolver la guerra comercial.
Lo segundo subraya los desafíos que enfrenta Pekín mientras busca apoyar a la economía de cara a una guerra comercial con Estados Unidos.
China inició la disputa en 2013, quejándose de los aranceles antidumping de Estados Unidos en varios sectores, incluidos maquinaria y productos electrónicos, industria ligera, metales y minerales, con un valor de exportación anual de hasta US$8.400 millones.
La carta de la empresa a las autoridades de comercio no menciona al iPhone, que representó aproximadamente dos tercios de los ingresos de Apple en el año fiscal más reciente, como tampoco al iPad o a las computadoras Mac.
“El plan de aranceles sobre bienes chinos por los US$200.000 millones de los que estamos hablando podría empezar a regir muy pronto, dependiendo de lo que pase con ellos. Hasta cierto punto va a depender de China”, declaró el mandatario.
Los padres somos los primeros responsables de enseñar a nuestros hijos que las metas se consiguen con esfuerzo y que muchas veces lleva años lograr lo que se quiere, pero que existe gran satisfacción cuando eso sucede.
Las medidas llegan como respuesta al incremento en las tasas anunciadas por el gobierno de Donald Trump.
El actual escenario, con continuos aumentos de restricciones por parte de la administración de Trump no hace sino volver la economía mundial a la época del proteccionismo, anterior a la entrada en vigencia del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, conocido como el GATT.
El Ministro de Hacienda, Felipe Larraín, lideró hoy una extensa reunión para monitorear los efectos de la guerra comercial con autoridades de distintas carteras económicas.
Si no retrocede en su guerra comercial, y no la desescala como hizo con Corea del Norte, podría ser que su reelección se vea seriamente amenazada y sería, junto a Carter, uno de los pocos presidentes de EE. UU. que no lo logra.
Estados Unidos remarcó en la víspera que sigue vigente su amenaza de aplicar un gravamen de US$ 50.000 millones si China no aborda el problema del robo de propiedad intelectual.