Andrea Zondek
La inclusión es un derecho, pero este derecho no se verá reflejado en las organizaciones, si no tenemos un programa que les permita avanzar en esta línea.
Este mes en que conmemoramos a las y los trabajadores de Chile, los análisis han sido abundantes. En materia de inclusión laboral de personas con discapacidad (PcD), hemos visibilizado las desigualdades y barreras persistentes para su incorporación; los avances y las deudas que nos dejan los 5 años de transcurrida la ley de inclusión laboral de PcD (21.015), entre otros.
Cuando una persona con discapacidad (PcD va a la escuela, ya sea regular o especial, se conoce perfectamente el camino que debe seguir. Pero… y después de la escuela qué?
Las discriminaciones son actitudes y acciones que desvalorizan a una persona o grupo y que traen como consecuencia limitaciones, exclusiones o restricciones por motivos culturales, jurídicos, personales o naturales no aceptados.
Cuando hablamos de una empresa inclusiva, nos referimos a una organización que lleva en su ADN la diversidad, y esto se logra no solo contratando a personas con discapacidad o diferente orientación sexual, religión, color u otro, se logra cuando se construye cultura inclusiva.
Todas las empresas deben comenzar a identificar cuán inclusivos o accesibles son sus procesos de atención al cliente, esto ayudará a que las personas con discapacidad puedan participar de forma plena en la sociedad, contribuiremos con un cambio social y, además, las empresas agregarán valor de negocio al incorporar la variable de inclusión y accesibilidad dentro de sus procesos.
Existen muchas barreras para el acceso aún trabajo digno para las personas con discapacidad, entendiendo esto como, “la posibilidad de conseguir un trabajo de calidad, digno y justo que genera condiciones de cohesión social y contribuye a la determinación de sociedades más saludables” (Benach & Muntaner, 2010).
La Ley Nº 21.015 de Inclusión Laboral de nuestro país, tiene por finalidad promover una inclusión laboral eficaz de las personas con discapacidad, tanto en el ámbito público como en el privado y garantiza un porcentaje mínimo de puestos de trabajo para personas con discapacidad o asignatarias de pensión de invalidez.
Todo lo que hacemos, decimos y hasta pensamos, es el resultado de hábitos que tenemos arraigados en nuestra mente a lo largo de muchos años de comportamiento repetitivo. Son esos mismos hábitos los que nos ayudan a avanzar o limitan nuestro progreso. Así creemos en Fundación TACAL, estamos convencidos de ello. Por eso damos tanta importancia al proceso de formación de los jóvenes con discapacidad, para que desarrollen hábitos que faciliten la incorporación no solo al trabajo, sino que también a lo social y familiar.
La discriminación es un tema latente en nuestro país. Hemos sido testigos de sus graves y dañinos efectos, en sociedades como la nuestra donde cuesta mirar al otro como un igual.