MADRID 9 Sep. (EUROPA PRESS) - El primer ministro de Noruega, Jonas Gahr Store, ha iniciado los contactos con los partidos de centroizquierda en un intento por configurar un nuevo gobierno después de que los laboristas se hicieran con una ajustada victoria en las elecciones del lunes tras obtener el 28,2 por ciento de los votos.
El bloque formado por el Partido Laborista, los Comunistas y el Partido de Centro, además de los socialistas y los Verdes, sumaría un total de 87 escaños en el Parlamento, tan solo dos más de los necesarios para garantizar la mayoría en el Storting, el Parlamento noruego, que tiene un total de 169.
Esta ajustada mayoría supone un cambio en la pérdida gradual de apoyos que venían sufriendo los laboristas desde hacía más de una década. Las elecciones han contado, sin embargo, con una alta participación, de casi el 79 por ciento, la más alta desde principios de los años 90.
Store busca ahora consolidar un gobierno en minoría que le permita estar otros cuatro años al frente del país, pero necesita el apoyo de cuatro partidos minoritarios dada la abrupta caída del Partido de Centro, que se ha hecho con solo con el 5,9 por ciento de las papeletas y tendrá nueve escaños --un descenso del 7,9 por ciento de los apoyos--.
Al dirigirse a sus seguidores en Oslo, la capital, el mandatario noruego ha indicado que durante los próximos días y semanas estará inmerso en este tipo de conversaciones para granjearse los apoyos necesarios ante un escenario político complejo, en el que el Partido del Progreso ha sido el segundo más votado a pesar de su retórica xenófoba.
"Necesitamos una mayoría para el presupuesto, sabemos que necesitamos una mayoría para hacer nuestras políticas, y que esa mayoría está a la izquierda", ha manifestado Store, que ha asegurado que entre sus prioridades para el próximo gobierno se encuentran "políticas económicas prudentes" y la perspectiva de que Noruega "mantenga su estatus dentro de la OTAN".
Los asuntos de principal interés para la población noruega son el empleo, la desigualdad, los impuestos, la situación energética y la gestión del fondo soberano, que es el mayor del mundo, por delante de otras cuestiones de tinte más social.