​Juegos que potencian el aprendizaje: el ajedrez

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El ajedrez es mucho más que un juego de mesa: es una herramienta que permite potenciar el desarrollo cognitivo, social y emocional de quienes lo practican. Jugar ajedrez de manera regular, desarrolla habilidades como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y el autocontrol, todas competencias fundamentales tanto para el desempeño académico como para la vida en general.


En el contexto educativo, el valor del ajedrez es indiscutible. Un estudio reciente destaca que el ajedrez es una herramienta didáctica efectiva para fomentar el razonamiento lógico-matemático en el estudiantado de básica, subrayando la necesidad de incorporar el ajedrez en los currículos escolares como una estrategia pedagógica innovadora. Otro estudio, realizado por la Universidad de Trento (Italia), por ejemplo, halló que los estudiantes que practicaban ajedrez regularmente mostraban mejoras en sus habilidades de matemáticas y comprensión lectora.


Jugar ajedrez requiere que los estudiantes piensen en múltiples movimientos a la vez, anticipen respuestas y visualicen posibles consecuencias, lo que entrena la mente para procesos cognitivos complejos. Esta habilidad se traduce en una mayor capacidad para enfrentar problemas en distintas áreas de la vida, desde resolver problemas matemáticos hasta tomar decisiones estratégicas. La habilidad de prever es también una ventaja que el ajedrez brinda; ayuda a los estudiantes a tener en cuenta las consecuencias de sus decisiones, lo cual es vital en un mundo cada vez más rápido. Cabe mencionar que el ajedrez fortalece la capacidad de concentración. Dado que requiere una atención continua y la habilidad de mantener el foco por largos periodos, ayudando a los estudiantes a mejorar su concentración.


Pero los beneficios del ajedrez no se limitan a lo cognitivo. En términos sociales y emocionales, el ajedrez enseña a los estudiantes habilidades de regulación emocional, dado que se enfrentan a situaciones de victoria y derrota constantemente.


Más allá del impacto en el rendimiento académico, el ajedrez desarrolla habilidades como la paciencia, la perseverancia y el autocontrol. Estas habilidades son cruciales para el desarrollo personal y profesional en un contexto laboral cada vez más interconectado y exigente. Estudios recientes señalan que estas habilidades se encuentran entre las más demandadas por los empleadores en el siglo XXI.


En algunos países de Europa, el ajedrez forma parte de algunos programas educativos, y ha demostrado ser un recurso pedagógico efectivo. La UNESCO, en varios de sus documentos, ha recomendado su incorporación en las escuelas, respaldando su impacto positivo en el aprendizaje.


Incorporar el ajedrez en los programas escolares puede marcar una diferencia significativa en la forma en que los estudiantes desarrollan habilidades esenciales. A través de este juego, se pueden crear entornos de aprendizaje en los que los estudiantes se sientan motivados a superar desafíos, gestionar sus emociones y, en última instancia, volverse más capaces de afrontar los retos del mundo actual.


Karen Núñez

Directora Magíster en Docencia Universitaria

Universidad de Las Américas

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