Geocientíficos de la ETH Zúrich han resuelto un misterio previamente inexplicable mediante experimentos especiales de laboratorio y simulaciones por computadora.
Han demostrado por qué las ondas sísmicas cambian abruptamente a una profundidad de 2.700 kilómetros en la llamada capa D''. La razón de esto es un tipo de roca sólida que, sin embargo, fluye. Este mineral se endurece cuando todos los cristales de postperovskita apuntan en la misma dirección.
Las ondas sísmicas se comportan repentinamente de forma diferente allí: su velocidad aumenta como si viajaran a través de un material distinto. Lo que ocurre exactamente en esa capa del manto ha sido incierto durante mucho tiempo, hasta ahora.
Utilizando un sofisticado modelo informático, los investigadores descubrieron en una investigación anterior que la dureza del mineral varía según la dirección en la que apuntan los cristales de postperovskita. Solo cuando todos los cristales del mineral apuntan en la misma dirección en el modelo, las ondas sísmicas se aceleran, como se observa en la capa D'' a una profundidad de 2.700 kilómetros.
En un inusual experimento de laboratorio en la ETH Zúrich, el equipo dirigido por el profesor de Física Experimental Motohiko Murakami ha demostrado que los cristales de postperovskita se alinean en la misma dirección bajo una enorme presión y temperaturas extremas. Para ello, los investigadores midieron la velocidad de las ondas sísmicas en su experimento y también pudieron reproducir en el laboratorio el salto que se produce en la capa D". "Por fin hemos encontrado la última pieza del rompecabezas", afirma Murakami en un comunicado.
En cuanto al motivo por el que estos cristales se alinean, el estudio determina que es esa roca sólida del manto que fluye horizontalmente a lo largo del borde inferior del manto terrestre. Los investigadores llevan mucho tiempo sospechando que este movimiento -un tipo de convección similar a la del agua hirviendo- debe existir, pero nunca han podido demostrarlo directamente.