Hoy, los altos ejecutivos se enfrentan a uno de los desafíos más estimulantes de su carrera: conducir equipos y organizaciones hacia el futuro en un mundo donde el cambio es constante y las respuestas no siempre están claras. Liderar en tiempos de certidumbre requiere dirección. Liderar en tiempos de incertidumbre exige inspiración.
Estamos inmersos en una era de transformación acelerada: innovaciones tecnológicas, cambios en los modelos de negocio, nuevas generaciones que redefinen el trabajo y una sociedad cada vez más interconectada. En este contexto, la visión del líder infalible ha quedado atrás. Lo que se necesita es un nuevo liderazgo, uno que se abrace al cambio, que se mueva con agilidad, y que se inspire en la idea de estar en constante evolución: en un estado BETA.
El estado BETA es una mentalidad. Es la capacidad de liderar sabiendo que estamos en permanente prueba y mejora. Implica comprender que no tener todas las respuestas no es una debilidad, sino una invitación a explorar nuevas preguntas, a aprender en conjunto ya construir soluciones desde la colaboración. Esta visión transforma la incertidumbre en posibilidad, y el miedo en motor de crecimiento.
Los líderes que se atreven a reconocer esa realidad, no lideran desde la rigidez del control, sino desde la flexibilidad del aprendizaje. Saben que la confianza no se basa en tener todas las certezas, sino en la coherencia entre lo que se dice, se piensa y se hace. Este nuevo liderazgo invita a los equipos a participar activamente del cambio, a experimentar, a innovar, a equivocarse y aprender, sabiendo que están construyendo el futuro juntos.
Hoy más que nunca, liderar es avanzar con valentía en medio de la complejidad, sosteniendo una visión inspiradora y compartida. Ese es el liderazgo que impulsa la transformación. No el que espera certezas para actuar, sino el que actúa con propósito aún en la incertidumbre.
Rodrigo Francischini, COO & Business Director de TBWA\ Frederick