El Banco Central de Chile publicó el Informe de Estabilidad Financiera (IEF) correspondiente al primer semestre de 2025, documento que entrega la visión del Consejo sobre los principales riesgos, vulnerabilidades y mitigadores para la estabilidad financiera chilena.
Es importante destacar que se trata de un informe de riesgos y, como tal, analiza las vulnerabilidades del sistema y su capacidad para absorber shocks adversos. No es, por tanto, un informe que contenga proyecciones.
El IEF —que se publica dos veces al año— señala que la incertidumbre económica global ha aumentado significativamente en los últimos meses, en un contexto en que diversos desarrollos en el ámbito político y comercial tuvieron su punto más álgido el 2 de abril cuando Estados Unidos anunció alzas de aranceles mayores a las esperadas a un grupo amplio de países, parte de los cuales han respondido con medidas similares. En lo más reciente, se han registrado acercamientos bilaterales, lo que, si bien ha provocado un mejor ánimo en los mercados financieros, mantiene un escenario altamente incierto.
El IEF destaca que, hasta el momento, los mercados financieros han logrado absorber estos eventos sin mayores disrupciones, aunque los riesgos para la estabilidad financiera global se han incrementado de forma relevante. Ello se ha dado en un contexto donde permanecen otras vulnerabilidades, como el elevado nivel de deuda pública y privada en el mundo, el alto nivel de las tasas de largo plazo, las dudas sobre el desempeño de sectores de la economía china y diversos conflictos geopolíticos. Esto ha llevado a corregir a la baja las proyecciones de actividad para diversas economías.
En las economías emergentes, incluido Chile, los mercados financieros tuvieron una evolución más favorable que lo esperado bajo circunstancias de incertidumbre comparables. De hecho, comparado con comienzos de abril, los spreads soberanos y las tasas de interés soberanas bajaron levemente, las monedas se han apreciado frente al dólar y las bolsas muestran rendimientos positivos.
El Banco Central indica que la economía chilena ha corregido los desbalances macroeconómicos de años previos, lo que se refleja en una reducción del déficit en la cuenta corriente y una recuperación del ahorro en un contexto de mejoría de los ingresos de hogares y empresas, producto del mejor desempeño de la actividad local. Si bien la inflación continúa alta, el IEF señala que su evolución y sus principales determinantes reafirman las perspectivas de convergencia contenidas en el IPoM de marzo.
El informe hace presente que el deterioro del escenario global encuentra a personas y empresas con una posición financiera que ha ido mejorando en los últimos trimestres, lo que disminuye los riesgos para el sistema. El impago de los créditos de consumo se ha reducido, el de los hipotecarios se ha estabilizad, y la morosidad comercial, si bien sigue elevada en perspectiva histórica, registra una disminución.
El IEF advierte que, pese a la favorable evolución de la situación financiera a nivel general, persisten vulnerabilidades en grupos específicos, como las empresas de menor tamaño y las que recibieron créditos Fogape en la pandemia. También aborda la prolongada debilidad del sector inmobiliario residencial debido, en gran parte, al nivel de las tasas hipotecarias y su negativo impacto en la demanda, y el elevado stock de viviendas terminadas. Con todo, se aprecian incipientes señales positivas en el margen para este sector.
El IEF señala que la persistencia de déficits estructurales desde hace varios años ha ido mermando las holguras fiscales y ha aumentado la deuda pública. Asimismo, que, según las proyecciones oficiales, en el corto plazo, dicha deuda se ubicaría algo por debajo del límite de 45% del PIB, nivel definido como prudente por la autoridad. En este contexto, y como se ha señalado en informes anteriores, existen riesgos que podrían llevar a superar ese nivel en los próximos años.
Agrega que mantener la deuda bajo el umbral definido como prudente por la autoridad requiere un exigente conjunto de medidas y acuerdos, así como también releva la importancia de un manejo sostenible de las cuentas fiscales, factores clave que contribuyen para que la economía mitigue el impacto de eventuales shocks futuros y mejore las condiciones de financiamiento para hogares y empresas.
En relación con el sistema bancario, éste continúa adaptándose a la implementación de Basilea III y se observa bien preparado para enfrentar un escenario más negativo en un contexto donde los bancos han constituido provisiones y garantías para cubrir los mayores niveles de incumplimiento registrados, holguras en sus indicadores de liquidez y un fortalecimiento de su base de capital e indicadores de solvencia.
Principales riesgos
Según el IEF, el principal riesgo para la estabilidad financiera local proviene del escenario externo y un nuevo recrudecimiento de las tensiones geopolíticas y comerciales. Esto ocurre cuando otros riesgos del escenario externo no se han disipado.
Adicionalmente, indica que, si se produjera un ajuste abrupto en el apetito por riesgo global podría darse una corrección en los precios de los activos, deteriorando las condiciones financieras en el mundo emergente. En ese escenario, podría observarse un alza significativa de los spreads soberanos y salidas abruptas de capitales, con consecuencias en la liquidez, capacidad de endeudamiento y solvencia de los agentes. Esto es relevante en las economías emergentes con colchones fiscales y externos más débiles.
El IEF advierte que, a nivel local, la menor profundidad del mercado financiero respecto de episodios previos podría reducir la capacidad para amortiguar los efectos de cambios abruptos en los portafolios sobre las variables financieras.
Ejercicios de tensión
El Banco Central realiza ejercicios de tensión donde somete a la economía a shocks y evalúa la resiliencia del sistema financiero. Estos consideran cambios severos en distintas variables económicas, entre ellas el PIB, el desempleo, las tasas de interés y el tipo de cambio.
En el caso de los hogares y las empresas, los ejercicios muestran que, tras ser sometidos al shock, la deuda en riesgo de estos agentes se ubica en un nivel inferior al que llegaba hace unos trimestres atrás. Esto proviene de la mejora en su situación financiera.
En cuanto a la banca, los ejercicios de tensión muestran que la banca local es solvente ante un shock severo. En un escenario de ese tipo, en que la actividad se contrae abruptamente, aumentan los costos de fondeo y se deterioran las condiciones financieras, el nivel de capital del sistema bancario permitiría absorber las potenciales pérdidas.
Por último, el Banco Central advierte que, si bien el sistema financiero local cuenta con mitigadores, no está inmune a los efectos de un shock global. Por eso, es necesario mantener los esfuerzos orientados a profundizar el mercado financiero local pues esto permite mitigar los efectos de la exposición a los mercados globales.
Política Financiera
El IEF señala que la implementación de políticas macro prudenciales, como el Requerimiento de Capital Contracíclico (RCC) activado en mayo de 2023, refuerzan la resiliencia del sistema bancario y la estabilidad del sistema financiero en su conjunto.
En la Reunión de Política Financiera del primer semestre, el Consejo acordó mantener el RCC en un nivel de 0,5% de los activos ponderados por riesgo por estimarlo acorde a las condiciones macroeconómicas y balance de riesgos que se detallan en este IEF.