En el marco del Día Internacional de la Lucha contra el Maltrato Infantil, Observatorio Niñez de Fundación Colunga y el Centro Justicia y Sociedad UC, lanzaron un reporte que entrega una radiografía de la violencia que durante la última década han sufrido niñas, niños y adolescentes en Chile. La evidencia advierte un incremento sostenido de formas de violencia psicológica, sexual y digital, así como una persistente cifra negra que impide una respuesta efectiva.
Un panorama desolador sobre la violencia vivida por niñas y niños en Chile durante la última década es lo que revela el informe “Violencia contra la niñez: panorama de los últimos 10 años”, un análisis detallado elaborado por el Observatorio Niñez de Fundación Colunga y el Centro Justicia y Sociedad UC, presentado este jueves en el marco del Día Internacional de la Lucha contra el Maltrato Infantil.
La agenda temática, que forma parte de una serie de publicaciones que está editando Observatorio Niñez de Colunga, sistematiza en 130 páginas la evolución de múltiples formas de violencia hacia la niñez en el país y da cuenta de su transformación en el tiempo. El informe se construyó a partir del análisis de datos provenientes de registros oficiales como los del Centro de Estudios y Análisis del Delito (CEAD) y la Superintendencia de Educación, así como encuestas representativas como la Encuesta Nacional de Polivictimización (ENPV, 2017–2023), la Encuesta Nacional de Juventudes (ENJ, 2012–2022) y el cuestionario complementario del SIMCE (2016–2023), donde las respuestas las dan las mismas niñas y niños.
“Esta agenda es el esfuerzo más completo que se haya hecho para documentar las diversas manifestaciones de violencia que se ejerce sobre niñas y niños en nuestro país y recolectar todos los datos pertinentes que requieren de mucho refinamiento y progreso”, dijo durante la presentación del informe el sociólogo Eduardo Valenzuela, director del Centro Justicia y Sociedad UC.
Uno de los hallazgos más preocupantes del informe -que se puede descargar desde el sitio web www.observatorioninez.org- es la persistencia de la violencia intrafamiliar. Si bien las denuncias formales por este tipo de violencia -donde niñas y niños aparecen como víctimas- han disminuido desde la pandemia, ha aumentado el número de quienes reportan ser agredidos en sus propios hogares. Uno de cada tres declara haber sido víctima de violencia física por parte de un cuidador o cuidadora. Entre las niñas de 12 a 17 años, un 62% ha sufrido maltrato psicológico alguna vez en su vida. Las niñas, en particular, enfrentan mayores niveles de violencia al interior del hogar, lo que se refleja tanto en las cifras oficiales como en los datos de encuestas.
En el entorno escolar, los resultados varían según el grupo etario. En cuarto básico, más de un tercio del estudiantado reporta haber recibido golpes o burlas durante el último año, una cifra que se ha mantenido estable desde 2016. En cambio, entre adolescentes de 12 a 18 años, los datos muestran un aumento estadísticamente significativo en todas las formas de violencia escolar desde 2017. La violencia física pasó de 10% a 14%, y la violencia psicológica de 15% a 20%. A esto se suma un aumento reciente en los registros administrativos: en 2024 se reportaron 4.680 denuncias por maltrato entre estudiantes en establecimientos educacionales, lo que representa un alza de tres puntos porcentuales respecto a 2023.
Otro dato alarmante tiene relación con la violencia ejercida en espacios públicos. Una de cada tres niñas y niños declara haber sido víctima de amenazas alguna vez en su vida, una cifra que ha aumentado tras la pandemia. Asimismo, uno de cada dos ha sido víctima de ataques físicos en algún momento de su vida. En cuanto a los homicidios, la tasa registrada entre adolescentes mayores de 14 años alcanzó su nivel más alto en la última década, con 7,5 casos por cada 100.000 habitantes, superando incluso la tasa observada para la población general. “El espacio público, que debería ser lugar de juego y encuentro, se ha transformado para algunos niños y niñas en un lugar de riesgo. Es fundamental contar con intervenciones segmentadas, que contribuyan a recuperar las áreas más críticas para niñas y niños”, advierte Francisca González, investigadora del Centro Justicia y Sociedad UC.
Al respecto, durante el lanzamiento la subsecretaria de Prevención del Delito Carolina Leitao, quien fue parte del panel de análisis, destacó: “Aquí hay elementos bien importantes que tienen que ver con las características de niños y niñas que sufren tanto de violencia, violencia física, violencia sexual, donde hay factores de riesgo. Para nosotros es muy importante determinar esos factores para desarrollar factores protectores de esos niños y niñas”. En esa línea, manifestó que es fundamental promover las denuncias y crear “espacios y factores protectores para erradicar la violencia al interior del hogar, y, por supuesto, aquellos lugares o factores protectores de la violencia que se desarrolla en los entornos”.
El informe también entrega un análisis detallado de la violencia sexual que afecta a niñas y niños. Las y los menores de edad presentan las tasas más altas de denuncias por delitos sexuales del país, con 189 casos por cada 100.000 habitantes. Esta cifra se triplica en el caso de las niñas mayores de 14 años, alcanzando los 642 casos por cada 100.000. Estos datos coinciden con lo que las propias niñas y niños reportan en las encuestas: una de cada cuatro niñas (24%) declara haber sido víctima de abuso sexual alguna vez en su vida, frente a un 8% de los niños.
Los datos reflejan que distintas formas de violencia persisten, y que además se observan con mayor intensidad nuevas expresiones de la violencia, con la violencia psicológica y la violencia en los entornos. “La violencia contra niñas y niños no ha disminuido; persisten las agresiones físicas y, además, hay una creciente expresión de violencia psicológica y digital, que afecta con particular intensidad a ciertos grupos”, señala Paloma Del Villar, directora de Observatorio Niñez Colunga. De especial preocupación son las elevadas cifras de abuso sexual, que aumentan especialmente entre las niñas. A ello se suma la baja visibilización del fenómeno: “El 61% de quienes vivieron abuso sexual en el último año no lo contó a ninguna persona ni institución. Por otro lado, muchas veces estos delitos se dan por parte de conocidos. En el informe vemos que 11% de quienes fueron victimas de abuso sexual, señalan que el perpetrador era alguien con quien vivían y en 2 de cada 3 casos, un conocido”, agrega.