Sr. Director:
El reciente apagón que afectó a gran parte de Chile nos dejó una lección clara: la fragilidad de un sistema energético centralizado puede tener consecuencias críticas para el país. Un fallo en una línea de transmisión derivó en horas de incertidumbre, afectando a familias, empresas y servicios esenciales. Este incidente no solo evidencia la urgencia de modernizar nuestra infraestructura, sino también la necesidad de avanzar hacia una matriz diversificada, descentralizada y sostenible.
Las energías renovables, tienen un rol clave en este desafío. A diferencia de los sistemas tradicionales —dependientes de grandes centrales y redes extensas—, la generación distribuida mediante parques eólicos, solares o geotérmicos reduce el riesgo de fallos masivos. Un aerogenerador no colapsa la red si otro tiene un problema; por el contrario, su integración inteligente garantiza una mayor estabilidad.
En este escenario, la innovación es un aliado indispensable. En INER, por ejemplo, utilizamos drones con inteligencia artificial para inspeccionar aerogeneradores, detectando microgrietas, desgastes o fallos eléctricos antes de que escalen. Sistemas predictivos como este, aplicados a escala nacional, ayudarían a prevenir no solo colapsos en torres, sino también a optimizar el mantenimiento de toda la infraestructura energética. La digitalización de redes y la automatización de respuestas ante emergencias son pasos inevitables para construir un sistema robusto.
El apagón debe ser una llamada de atención. Chile tiene un potencial renovable excepcional: desde el viento de la Patagonia hasta el sol del norte. Invertir en su desarrollo no solo mitigará crisis futuras, sino que nos acercará a la independencia energética y a la carbono-neutralidad. Necesitamos políticas públicas audaces, alianzas público-privadas y una ciudadanía consciente de que la energía limpia no es solo un ideal ambiental, sino una garantía de seguridad nacional.
Atentamente,
Felipe Arriagada
CFO Iner Chile
