El ciclo de crecimiento de los emprendimientos y startups tiene varios hitos y uno de ellos es el proceso de internacionalización, que es lo que ocurre cuando se llega a un tope en el mercado local y se vuelve necesario expandir el negocio fuera de las fronteras en la búsqueda de nuevos clientes.
Antes de diversificar, es clave decidir cuál será el nuevo destino considerando ventajas y desventajas, junto con factores como tamaño o perspectivas de éxito. Y en este sentido, son varias las opciones disponibles tanto en Estados Unidos como en Europa, dos de los lugares preferidos por las empresas latinas. Según los resultados del reporte "Global Startup Ecosystem Report 2024", elaborado por Startup Genome Estados Unidos lidera como el país más favorable para hacer negocios alrededor del mundo, contando con 5 ciudades entre las mejores 15 . Pero además, dentro del listado encontramos ciudades como Londres, Amsterdam, Berlín y París.
Aunque ambas zonas comparten aspectos en común, existen características que los emprendedores deben tener en cuenta. En primer lugar, Estados Unidos es un mercado con más 330 millones de personas que habitan en un mismo territorio, comparten un mismo idioma y sistema de pago, pero a la vez, es un país que posee distintas regulaciones y culturas empresariales dependiendo de cada estado.
En Europa la situación es similar, pero a mayor escala y sumando el desafío de los idiomas propios de cada país. Sus más de 450 millones de habitantes también tienen otras culturas y normativas. Por ejemplo, si a una startup le va bien en Alemania, esto no significa que ocurrirá lo mismo en Italia o República Checa, por lo que será necesario fragmentar y adaptar la estrategia comercial para cada uno.
Hablando de idiosincrasia, hay factores característicos entre ambos. En EEUU existe una mentalidad de apoyo a la innovación y a las empresas que asumen riesgos. El fracaso es visto como algo positivo si la empresa se levanta y lo vive como una experiencia de aprendizaje. Para los europeos en cambio, el enfoque es más conservador y no tan proclive al riesgo.
El elemento tecnológico también es clave. Según la firma especializada Ad&Law, países como Reino Unido y Alemania poseen los mejores ecosistemas para internacionalizarse debido a que cuentan con más de un 60% de la población haciendo uso de las nuevas tecnologías. Estados Unidos no se queda atrás, con cerca de un 72% de habitantes con acceso a smartphones, sin embargo, la mayor competencia y atomización entre los cientos de empresas emergentes pueden dificultar la expansión y la recepción en éste último.
En cuanto a los programas de inversión y apoyo a los emprendedores, en Estados Unidos, ciudades como Miami, Boston o San Francisco cuentan con una serie de incubadoras, aceleradoras y redes de mentores que sirven como soporte para los recién llegados; mientras que en Europa, urbes como Berlín, Londres o Barcelona se están posicionando como importantes hubs tecnológicos, pero con menor madurez que los estadounidenses debido a que su trayectoria es más pequeña. Lo mismo ocurre con el apoyo gubernamental en forma de subsidios, subvenciones o programas de apoyo a startups. El acceso a capital puede ser más rápido en EEUU que en Europa, aunque ésta última cuenta cada vez con más programas de apoyo y subvenciones a las nuevas empresas, ya sea a través de los gobiernos locales o fondos de la Unión Europea.
No olvidemos el factor inmigración: Al comparar países europeos como Holanda, Reino Unido o Alemania con Estados Unidos en cuanto a la inmigración de startups, se destacan varias ventajas y desventajas. Los países europeos ofrecen procesos más simplificados, como la Visa de Startups de Holanda (siendo CIC una de las entidades autorizadas para su otorgamiento), las visas Innovator y Start-up del Reino Unido, y el permiso de residencia para el autoempleo en Alemania. Todas ellas a menudo requieren avales específicos, planes de negocio detallados y, a veces, capital significativo. En Alemania, además, el funcionamiento puede variar significativamente de una ciudad a otra. En contraste, Estados Unidos ofrece oportunidades más amplias a través de visas para inversionistas o habilidades especiales (entre muchas opciones de visas). No obstante, las políticas de inmigración de EE. UU. pueden ser más complejas, competitivas y sujetas a límites anuales, lo que dificulta el proceso para las startups.
Considerando todo lo anterior, tomar la decisión de internacionalizar el negocio tiene varios aspectos a considerar previamente y no basta sólo con elegir el destino o realizar un estudio de mercado general. No hay un lugar que sea mejor que el otro, más bien se trata de analizar en detalle caso a caso y ojalá asesorarse por expertos que cuenten con iniciativas que abarquen todas las etapas y colaboren para que la experiencia -de por sí desafiante-, rinda frutos y se obtengan los resultados esperados.
Alejandra Winter
Directora del programa Internacional de Soft Landing CIC Connect