Historia Magistra Vitae (Cicerón)

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Luis Riveros

La Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales, del Instituto de Chile, publicó, con el apoyo de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, un libro conteniendo el aporte de 17 de sus académicos miembros. La obra concierne a los 50 años del 11 de septiembre de 1973, tema que ha preocupado a muchas instituciones y personas durante meses recientes. El mayor valor de esta obra es que incluye la visión de académicos con gran diversidad de formaciones disciplinarias, además de pertenecer a distintas vertientes de pensamiento político, y haber experimentado variadas experiencias de vida en todo el período a que se refiere la obra. Se ha privilegiado así la reflexión compartida, el contraste de experiencias y la diversidad de visiones e interpretaciones que aún prevalecen sobre las causas de la gran tragedia de esa fecha. Un ejercicio saludable el poder examinar estas distintas visiones, que enfrentan el tema desde muy distintas ópticas para poder privilegiar lo más importante: la búsqueda de una interpretación que nunca dejará a todos conformes, pero que pueda ayudar a entender las distintas visiones históricas de los hechos, alejándose de la idea de una interpretación única y oficial. Por cierto, nos referimos a los hechos que desencadenaron ese 11 de septiembre, ya que con respecto a los hechos posteriores, dolorosos y hasta vergonzosos como son para nuestra sociedad, no ha existido sino una explícita o implícita condena.


Esta obra reúne a personas de muy distinta inspiración doctrinaria y formación académica. Hay, en el listado de académicos autores que fueron partícipes activos del régimen de la Unidad Popular, algunos que incluso llegaron a la situación de exiliados políticos durante el período pos 1973, junto a otros tres ex ministros de Estado del gobierno militar y otros de los posteriores gobiernos de la Concertación. También figuran otros cuatro participantes que tuvieron un rol destacado en distintos momentos como autoridades universitarias, venidos ellos de distintas disciplinas. Y, asimismo, dos ex Miembros de la Comisión Verdad y Reconciliación (1990-1991), dos destacados juristas Miembros del Tribunal Constitucional y un ex Presidente del Colegio de Abogados. Del mismo modo, ha aportado a esta serie de reflexiones un destacado periodista, Premio Nacional en la disciplina, como asimismo otros dos destacados académicos: el actual presidente del Instituto de Chile y el actual presidente de la Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales. Es decir, se trata de una auténtica diversidad que actúa como un colectivo para reflexionar sobre nuestra historia reciente y los males y contradicciones que fuimos acumulando como sociedad y que tuvieron como epílogo los hechos asociados a la Unidad Popular y el Gobierno de Allende. Naturalmente es muy difícil en un espacio acotado, el poder siquiera resumir, mucho menos contrastar, la diversidad de ideas e interpretaciones contenidas en el libro en comento. Solo hay que decir que, dado el nivel y diversidad de autores, es una obra que vale la pena revisar, a ver si ello logra de alguna manera pacificar los espíritus avivados por evocaciones ocurridas medio siglo más tarde, que han favorecido el desencuentro y la persistencia de una versión única de la historia. Como bien se menciona en la obra: “los vencedores de 1973 han insistido en la necesidad de poner atención en las causas del golpe de Estado. Los derrotados en la necesidad de condenar las consecuencias. Pero, si queremos entender la tragedia de Chile, debemos hacernos cargo tanto de las causas como de las consecuencias”. En esto hemos fallados, porque rememorar solamente una visión, contribuye a legar y profundizar las divisiones que ya han cansado a Chile, reflejado ello en el hecho de que más de la mitad los chilenos justificarían el drama sucedido en 1973.


El espacio que necesita la reflexión para producir un reencuentro nacional ha sido poco desarrollado. En este proceso se ha echado de menos el rol de las universidades como centros de reflexión, como asimismo de las instituciones que deben promover el diálogo y la tolerancia en la sociedad. El diálogo reflexivo es el único camino para edificar la paz y la visión de futuro que requiere Chile para desarrollarse efectivamente. Este libro publicado por la Academia abre un ejemplo de que es posible cultivar un ánimo distinto al enfrentamiento permanente que inevitablemente se está legando a las nuevas generaciones, que permita levantar la vista y asumir los errores cometidos. En verdad, la historia es maestra de vida.


Prof. Luis A. Riveros

Universidad Central

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