La eficiencia estatal también ayuda
Creo oportuno insistir en la discusión de qué es más eficiente para solucionar las necesidades sociales: aumentar la recaudación, asumiendo que dotar al Estado de ingentes recursos es la solución para satisfacer las demandas de la población; o gestionar los estímulos y políticas que permitan que los agentes intermedios logren el crecimiento suficiente para que el país, en su totalidad, logre un mayor desarrollo.
Si tomamos solo la primera alternativa y concentramos el diálogo tributario en cómo aumentamos la recaudación, caemos en el juego de aceptar los criterios de la OCDE y disminuir la brecha de recaudación que nuestro país tiene con relación a los otros países de esta organización (haciendo los cálculos correctos y sin dejar fuera el royalty ni la previsión social), con lo cual tendremos una reforma tributaria muy simple que aumente las tasas y disminuya los tramos. Lo complicado de aquello es que no hay garantías, por lo menos la evidencia empírica así lo confirma, que el incremento en la carga tributaria a través de una ley, produzca un incremento en la recaudación. Por tal motivo, resulta muy peligroso solo pensar que entre existan más impuestos, menores serán las necesidades sociales.
Es por lo anterior que podemos pensar, o por lo menos reflexionar, sobre otras alternativas como hacer más eficiente el gasto que realiza el Estado de los recursos fiscales.
¿Es eficiente el Estado chileno en el gasto de los recursos obtenido a través de nuestros tributos?
De acuerdo a la segunda acepción del significado de la palabra “eficiente” utilizado por la RAE, se entiende por tal a la “capacidad de lograr los resultados deseados con el mínimo posible de recursos”.
Según ha trascendido, existe un estudio que señala que un alto porcentaje de programas sociales no son satisfactorios, porque no se cumplen los presupuestos, se gasta más de lo proyectado o porque no se logran los resultados esperados.
También está rondando en el medio nacional la información que en el último tiempo las contrataciones del sector público aumentaron en 56 mil nuevos puestos de trabajo. Esta información está tomada de la Encuesta Nacional de Empleo que hace el INE y es una “proyección”, no es un dato duro. Sin embargo, personas del mismo ministerio de hacienda no han desmentido tal cuantía, es decir, no es tan descabellado que tal incremento sea efectivo. Ahora bien, solo bastaría en tomar la planilla de sueldos del sector público y tendríamos la respuesta.
Independientemente de lo anterior, y asumiendo que la cifra de 56 mil nuevos puestos de trabajo no es algo baladí, perfectamente podemos calcular que tal incremento en esas remuneraciones puede llegar a 2 mil millones de dólares al año, en otras palabras, el Estado de Chile proyecta gastar en los próximos periodos, en forma adicional, “dos puentes del Chacao”.
Recordemos que en el primer gobierno de la señora Bachelet se desechó este proyecto porque Chile o podía financiar tal inversión. ¡Qué dirán los chilotes ahora cuando el Estado de Chile puede pagar dos puentes al año!
Otro ejemplo que someto a sus reflexiones, es el hecho de que la I.Municipalidad de Santiago tenía en “caja” 8 mil millones de pesos para comprar de una semana a otra, un edificio para habilitar un hospital municipal. Lo particular de este último asunto, es la rapidez en que se actuó y se realizó la operación.
Como conclusión de todo lo anterior y sin caer en la polémica de si los 56 mil puestos son verdaderos o si es válido que un municipio pueda disponer de tal cantidad de dinero, perfectamente podemos considerar en realizar un estudio sobre la eficiencia en la utilización de los recursos fiscales, como una forma (no la única, por supuesto) de aumentar la asignación de fondos para la satisfacción y mitigación de las necesidades sociales de nuestro país, como parte de un conjunto de otras herramientas que permitan tales cometidos.
Prof. Germán R.Pinto Perry
Director Magíster en Planificación y Gestión Tributaria
Centro de Investigación y Estudios Tributarios NRC
Universidad de Santiago
