Dos siglos de política comercial

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Gonzalo islas

A pocos días de haber celebrado un nuevo aniversario de la Primera Junta de Gobierno de septiembre de 1810, cabe recordar que la primera norma aprobada por esta instancia fue la ordenanza que en febrero de 1811 abrió los puertos de Valdivia, Talcahuano, Valparaíso y Coquimbo al libre comercio internacional con “naciones amigas o neutrales”. Como indica el historiador John Rector: “La política del gobierno basada en la apertura de los puertos sentó las bases de un nuevo orden económico que fomentó el desarrollo económico”. Sin embargo, ya en esos años estaba presente el debate entre los partidarios del libre comercio versus los que favorecían una mirada más proteccionista.

A lo largo de su historia, nuestro país ha pasado de ser una economía muy abierta al mundo durante el siglo XIX a ser uno altamente proteccionista a mediados del siglo XX, con aranceles promedios (simple) superiores al 100%, múltiples tasas arancelarias (57 tasas distintas a fines de los años sesenta) y medidas no arancelarias de protección (como depósitos previos de importación, prohibiciones de importación y restricciones cambiaras).

En las últimas décadas Chile se ha convertido en un verdadero “campeón” del libre comercio, con una de las redes de tratados de libre comercio más amplias del mundo. No olvidemos que la firma del polémico CPTPP, más conocido por su nombre original TPP11, se realizó en la ciudad de Santiago en marzo de 2018 durante el segundo gobierno de Bachelet.

El debate parecía superado, pero ha vuelto a estar presente. Uno de quienes ha manifestado una mirada crítica frente a los actuales tratados de libre comercio es el subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales, José Miguel Ahumada, quien ha argumentado que tienden a favorecer los intereses de las economías desarrolladas (centro), limitando las opciones de política de los países en desarrollo (periferia).

En estas semanas la discusión de política comercial ha estado muy presente en la agenda. Mientras que todo indica que prontamente se firmará la modernización del Acuerdo de Libre Comercio entre Chile y la Unión Europea, en el caso del CPTPP las señales siguen siendo confusas. Este acuerdo facilita el acceso de los productos chilenos a un mercado de más de 500 millones de personas en economías que representan alrededor de un 13% de PIB mundial. Y si bien entró en vigencia hace menos de 4 años, ya existe evidencia que demuestra que la no ratificación por parte de nuestro país está empezando a afectar la competitividad de los productos chilenos en estos mercados, efectos que pueden aumentar en la medida de que más países se incorporen. Su aprobación, ya sea en forma completa o incorporando las salvaguardas que busca el gobierno vía el mecanismo de “side letters”, facilitaría el acceso a estos mercados en un periodo donde la economía chilena requiere retomar el dinamismo exportador en el mundo pospandemia. La decisión del Senado de avanzar en su votación es un paso en la dirección correcta.


Gonzalo Islas 

Decano Facultad Ingeniería y Negocios 

Universidad de Las Américas

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