​Más que frases simpáticas

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Daniela Gou0301mez


Son cientos las frases populares que, con ingenio, nos permiten reflexionar o transmitir sabiduría. Así, dichos como el “prevenir es mejor que curar” debiese ser un lema en distintos momentos, sobre todo cuando nos referimos a medidas que nos pueden llevar a salvar nuestra vida o la de miles de personas. Algo similar podríamos decir del “ahorro es progreso”, que tan bien viene en la actualidad.

Probablemente si hiciésemos de estas clásicas frases algo concreto, “otro gallo cantaría”. Hoy nuestro país está dentro de los 10 con mayor obesidad y sobrepeso de la OCDE, siendo entonces una población fuertemente susceptible a otras patologías crónicas como la diabetes y como las enfermedades cardiovasculares que, según el Ministerio de Salud, provocarían la muerte de una persona cada una hora. Por otra parte, un análisis realizado por The Economist en Brasil, Chile y Colombia estableció que, en nuestro país, el costo de la población con obesidad fue de 3.600 millones de dólares sólo en 2020 aproximadamente, lo que representa un 1,49% del PIB nominal y el 16,13% del gasto sanitario nacional.

Las cifras son claras, más cuando el mismo estudio concluyó que tratar la obesidad en adolescentes ahorraría- a los tres países- más de 4.000 millones de dólares a los sistemas de salud que deben realizar tratamientos para las distintas comorbilidades asociadas como la hipertensión, cáncer colorrectal, infarto y enfermedades cardiovasculares crónicas, entre otras.

Si el “prevenir es mejor que curar” hubiese estado dentro de las políticas públicas, generando campañas que incentivaran una alimentación saludable no tendríamos a 1 de cada 3 personas con obesidad y, probablemente, el “ahorro es progreso” se estaría haciendo efectivo con gastos en enfermedades que derivan producto de una mala alimentación. Sin embargo, poco y nada sacamos con “llorar sobre la leche derramada”, haciéndose necesario que nos hagamos cargo la de situación nutricional de nuestro país.

Con altas tasas de obesidad en niños y adultos, la nutrición no puede ser relegada a sólo un tema de kilos ni ser mirada con un fin estético, pues estamos hablando de salud y de calidad de vida de millones de personas que, producto de los ritmos de vida, y el exceso de ofertas poco saludables, comienzan a caer un precipicio que no sólo tiene un impacto para su propio organismo, sino también para las arcas fiscales. Así parece ser imprescindible que las frases populares que usamos tanto en nuestra cotidianeidad dejen de ser algo “simpático”, para tomar consciencia del impacto que nos puede generar el reprogramar la conducta alimentaria de los chilenos. 


Daniela Gómez,

Nutricionista de Clínica Terré

europapress