​La ecuación matemática del plebiscito

|

Mario astorga (columnista)La mayor parte de los chilenos quiere lo mejor para Chile, los ricos y los pobres, la gente culta e informada y los menos educados, la gente de izquierda, centro y derecha Las diferencias están en los enfoques y prioridades. Algunos privilegian la inversión y el crecimiento, pero entienden que para que estas perduren en el largo plazo es necesario construir un país más justo, con acceso universal a la educación y salud de calidad, como es propio de la gran mayoría de los países desarrollados. Otros privilegian la dignidad, la educación y salud de calidad, pensiones y justicia, pero también saben que para ello no basta redistribuir mejor la riqueza generada a la fecha (que es a todas luces necesario) sino que el país logre elevadas tasas de inversión y crecimiento que permitan financiar esos beneficios en el mediano y largo plazo. La condición básica para que una u otra opción sea posible es un espacio de estabilidad, después de la crisis.

Por cierto que hay unos pocos en la extrema izquierda que quieren una revolución total que permita que el “pueblo” (llámese PC) llegue al poder, remedando no la China marxista-capitalista (¿Cómo se revolverán en sus tumbas Karl Marx y Adam Smith?) sino la China de Mao, la Rusia de Lenin o la Cuba de Castro; (A estas alturas no creo que sigan reivindicando la Venezuela de Maduro, ¿O sí?). Otro grupo de extrema derecha cree que todo se soluciona con el ejercicio férreo del poder militar, con propuestas anacrónicas al estilo Bolsonaro o Putin.

A pesar que la gran mayoría quiere para Chile más o menos lo mismo, con grados, se está incubando un clima de odiosidad que no beneficia a Chile, salvo a quienes buscan los populismos de extrema izquierda y de extrema derecha. Se observa en el comportamiento de los grupos más radicalizados de izquierda, que son capaces de denominar “dictadura” al gobierno de Piñera (¡Cómo se nota que no han vivido una!) y para acusarlo de cientos de violaciones a los DDHH no dudan en meter en un mismo saco de “vulnerados” a los manifestantes pacíficos que perdieron la vista, (lo que no debiera haber ocurrido), a la primera línea, que a pesar de su ”arrojo” se ha escudado siempre en los manifestantes pacíficos para hacer sus fechorías, pero mucho más gravemente se han negado a reconocer que una parte importante del saqueo no fue ejecutado por manifestantes pacíficos que “espontáneamente” se convirtieron en saqueadores, sino por delincuentes comunes y grupos narcos, y anarcos, como lo demuestran las estadísticas de los detenidos que pasaron a prisión. Al meter a todos en un mismo saco a través de “exitosas” comunicaciones, especialmente a través de las RRSS, lograron en pocos meses transformar a Carabineros de Chile, de ser durante décadas una de las instituciones más queridas y valoradas por la sociedad, en enemigos del pueblo y de las manifestaciones pacíficas. ¿Cómo se explica eso si no es a través de manipulación mediática?

La extrema derecha conservadora y militarista, tienen un comportamiento totalmente inverso. Ponen todo el énfasis en los saqueos y vandalismo (que en democracia no son aceptables), pidiéndole mano dura al gobierno, pero sin reconocer la magnitud del descontento social, ni estar dispuestos a hacer ningún sacrificio para satisfacer las demandas de la gran mayoría. Las últimas dos votaciones en bloque de la derecha en el Senado muestran su voluntad de seguir abusando del beneficio de las Supramayorías que les dejó en herencia Pinochet. (Ni siquiera tuvieron la altura moral de inhibirse de votar aquellos senadores que tenían conflicto de interés con la ley que se estaba votando).

La pésima comprensión de la situación por parte de la extrema derecha y la extrema izquierda está envenenando la discusión, aparecen los fanatismos que vimos entre 1970- y 1973, a pesar que no existen, objetivamente, las razones para aquello, porque las diferencias políticas entre la gran mayoría de los chilenos son mucho menos significativas que las de entonces.

Hace unas semanas escribí una columna que intentaba resumir los principales argumentos para votar Apruebo o Rechazo. Hoy intentaré algo más arriesgado. Llevarlas a una ecuación matemática.

RECHAZO= Incertidumbre de dos años, impacto negativo en inversión y crecimiento+ Constitución está bien, es modificable + Temor a la hoja en blanco+ Temor a Constitución chavista + Clima de violencia deslegitimaría la Constitución resultante + Temor a uso electoral de las cuotas de género y pueblos originario y omisión de otras minorías+ Que el APRUEBO no gane por paliza.

APRUEBO= Constitución actual: Consagra libertades y no derechos (por ejemplo a la educación y salud de calidad) + Es “poesía”, no compromete al Estado a cumplir principios: Derecho a la Vida, derecho a la salud, derecho al agua+ Democracia representativa se agotó+ Es ilegítima porque fue refundacional con un claro tinte político redactada en dictadura+ Permite veto permanente de la derecha a través de las Supramayorías + Ampara 14 Leyes Orgánicas Constitucionales que inmovilizan al país.

A continuación, despejaré algunas variables por las razones que expongo.

1. Despejaría ILEGITIMIDAD. Ilegítima o no, la actual Constitución nos ha regido, a pesar que fue un proyecto refundacional impuesto al país, en una votación sin registros electorales y con Servicios de Seguridad (DINA-CNI) muy activos. El mismo argumento es válido para las acusaciones de ILEGITIMIDAD que tendría la nueva Constitución por ser “conseguida” en un clima de violencia. Una ilegitimidad anula a la otra.

2. Despejaría INCERTIDUMBRE. Gane la opción que gane, Chile no es el mismo, ni lo será hasta que se resuelvan los problemas que provocaron la crisis. La incertidumbre no surge de las movilizaciones, sean pacíficas o violentas, sino de la percepción de INEQUIDAD que tiene la gran mayoría de los chilenos, por ende la crisis coexistirá en Chile por algunos años con o sin nueva Constitución, hasta que esa inequidad se resuelva o se demuestre que no es tal.

3. Despejaría TEMOR A LA HOJA EN BLANCO. Ninguna Constitución parte de cero. La actual fue refundacional y, a pesar de ello, conservó muchos elementos de la anterior. La Hoja en Blanco es un decir con objetivos comunicacionales, pero no es real.

4. Despejaría TEMOR A CONSTITUCIÓN CHAVISTA. La gran mayoría de los chilenos tiene una pésima opinión de los que ha ocurrido en Venezuela, no permitirán que pase lo mismo en Chile. La última encuesta del CEP demuestra que los chilenos somos bastante más criteriosos que la media de los partidos políticos.

Asumiendo que ambas posturas buscan lo mejor para Chile:

APRUEBO= Busco lo mejor para Chile

RECHAZO= Busco lo mejor para Chile

Si apruebo y rechazo buscan lo mejor para Chile quedaría

RECHAZO= Constitución está bien, es modificable + Temor a uso electoral de las cuotas de género y pueblos originario y omisión de otras minorías+ Que el APRUEBO no gane por paliza para que cambios sean razonables=APRUEBO= Constitución actual: Consagra libertades y no derechos + Es “poesía”, no compromete al Estado a cumplir principios + Democracia representativa se agotó+ Permite veto permanente de la derecha a través de las Supramayorías + Ampara 14 Leyes Orgánicas Constitucionales que inmovilizan al país.

No soy capaz de despejar otras variables, espero que cada lector de Estrategia pueda hacer el resto del trabajo en función de sus valores, expectativas y realidades. 


Mario Astorga De Valenzuela 

europapress