Cómo las tecnologías exponenciales generan un mundo mejor

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Alfredo barriga (columnista)

Quienes hayan ido a las versiones chilenas de la Singularity University probablemente han escuchado de primera mano la dinámica que están generando las tecnologías exponenciales en los diversos sectores de la sociedad. A ellos y a todos, les recomiendo fuertemente que lean el libro del fundador de esta universidad, Peter Diamandis, “Abundance: the world is better than you think” (Abundancia: el mundo está mejor de lo que piensas).

Las tecnologías exponenciales generan una mayor especialización y división en el trabajo. Pero para avanzar al ritmo de la tecnología exponencial se impone la cooperación. Sin cooperación no se consiguen los potenciales beneficios de la tecnología, que a su vez generan nuevas tecnologías exponenciales que también entregan mayores beneficios a la humanidad. Las tecnologías exponenciales ya han sido capaces de afectar positivamente la calidad de vida de miles de millones de personas en muy poco tiempo, pero aún pueden hacerlo mucho más, en la medida en que se coordinan y suman entre ellas.

La tesis esencial de Peter Diamandis es que el acceso al bienestar depende fundamentalmente del acceso al tiempo, a poder tener más tiempo para hacer más cosas que produzcan mayor bienestar. Una madre de un país subsahariano debe dedicar el 90% de su tiempo a procurar alimento, cobijo y protección a sus hijos, no teniendo tiempo para buscar un trabajo que la saque de esa situación. Tecnologías exponenciales como Internet y los smartphones le está permitiendo tener ese tiempo, y mejorar su calidad de vida. Rápidamente ve que el uso de esas tecnologías le ayuda más en la medida en que las usa cooperativamente con otras personas que también las tienen.

Las tecnologías exponenciales fuerzan a la cooperación para poder desplegarlas y obtener sus enormes beneficios. Ese es un cambio radical de paradigma en la sociedad humana. Hasta ahora, los avances venían de la confrontación, no de la cooperación. La última fue la guerra fría, en la que se enfrentaban dos concepciones antagónicas sobre la forma de “ser sociedad”. La competencia entre ambas fueron el motor de la innovación y del desarrollo de tecnología. Pero esas tecnologías no eran exponenciales. La “exponencialidad” es la que hace de la cooperación un mejor modelo que la confrontación en la carrera del uso de las tecnologías, debido a que mediante la cooperación se consiguen antes los beneficios potenciales.

Esa es una lección que esperamos más pronto que tarde los líderes de las dos economías mas grandes del mundo aprendan. Lección que sin embargo los líderes de las empresas tecnológicas de dichas economías hace años practican. Pelear por quien tiene el predominio en inteligencia artificial o en 5G (como en el pasado por quien llegaba antes a la Luna) tiene un único perdedor: la humanidad. Cooperar tiene un único beneficiario: la humanidad.


Alfredo Barriga

Profesor UDP

Autor del libro “Futuro Presente: cómo la nueva revolución digital afectará mi vida” (Amazon)

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