La revolución tecnológica en la banca, productos y consumidores

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Ledislao Luna (columnista)


El jueves 06 de junio fui invitado a exponer acerca de mi expertise de economista en el conversatorio “Nuevas Tecnologías, nuevas leyes: ¿Estamos preparados para el reto?” organizado por el Magíster de Banca y Mercados Financieros de la PUCV en conjunto con Familias Empresarias. Abordamos los cambios que está sosteniendo la banca hoy en Chile y en el mundo, ante una revolución tecnológica que a la vez que propicia el crecimiento económico, da lugar a usos fraudulentos de los sistemas por ciberdelincuentes.

El uso fraudulento de la tecnología en la banca no es frecuente como señala el Fiscal de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras, ABIF, Juan Esteban Laval, ya que constituyen solo un 3% de las transacciones totales que se realizan. Sin embrago, el impacto que tiene en los clientes afectados y en la confianza de los consumidores en el sistema bancario, hace necesario el desarrollo de una regulación que proteja a los clientes bancarios a la vez que se establecen protocolos de actuación que dificulten la acción de los delincuentes.

El cambio tecnológico provoca cambios en los hábitos de los clientes bancarios. Para nosotros ya es normal el pago con tarjetas, el uso de cajeros automáticos y la realización de transferencias por internet, por lo tanto los bancos, y especialmente sus empleados, han de formarse para hacer frente a las exigencias que la transformación tecnológica tiene en su trabajo. No es casualidad que en España los bancos estén reduciendo la plantilla asociada a la red comercial tradicional y, simultáneamente, contratando muchos jóvenes egresados de las maestrías. Es evidente que está habiendo un cambio en el tipo de profesional que requiere la banca.

Estos cambios tecnológicos exigen mejoras en la gestión de los bancos que no pueden ser ignoradas por las autoridades reguladoras. Las líneas de acción priorizan las exigencias de capital para salvaguardar los fondos de los clientes, los test de estrés para comprobar que los bancos pueden enfrentarse con garantías de éxito a las contingencias del futuro y los avances en la seguridad para proteger las transacciones financieras. No se puede olvidar que la banca es una actividad central en el desarrollo económico y, cualquier riesgo que la afecte, repercute en todas las actividades, como puso de manifiesto la repercusión global de la crisis financiera.

En este camino de modernización de formación los bancos deben estar bien gestionados por personas que entienden el fenómeno, por una regulación que también lo comparte y busca la manera de reformar, protegiendo o cediendo responsabilidades a quienes realmente la tienen. Una mala regulación es peligrosa porque transfiere el goce de los oportunistas a todos los demás, que no tenemos intención de cometer fraude y buscamos la forma de protegernos.


Ladislao Luna

Doctor en Ciencias Económicas, y Empresariales

Universidad de Oviedo, España.




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