Es imperativo que las autoridades sigan avanzando en la garantía de derechos y calidad de vida de las personas mayores. El envejecimiento de la población no es una proyección futura; es una realidad presente que demanda respuestas concretas, oportunas y pensadas de forma anticipatoria.
El año 2024 finaliza entregando de forma masiva un mensaje donde la alegría y amor sean protagonistas, sin embargo, un porcentaje de personas no se siente convocada, experimentando apatía o, sencillamente, no cuenta con la compañía que anhela en esta época del año.
La pérdida de roles tradicionales asociados a la virilidad y la productividad desempeña un papel crucial en esta problemática. Los hombres mayores que crecieron bajo normas patriarcales rígidas experimentan la vejez no solo como una disminución física, sino como una pérdida simbólica de su poder social y una erosión de su identidad masculina.
Como Fundación dedicada a la prevención del suicidio en personas mayores, nos parece preocupante que los medios de comunicación prioricen informar desde la crónica policial, desestimando la urgente reflexión en torno a acontecimientos de esta índole.