Con motivo del coronavirus el gobierno ha implementado una serie de medidas para combatir sus efectos sobre la salud de las personas y la economía, y también para evitar su propagación, medidas tales como el establecimiento de un estado de excepción nacional, fijación de toque de queda en todo el país, cuarentena total para varias comunas, cierre de fronteras, controles sanitarios, suspensión de clases, entre otras, las que esperamos, tengan excelentes resultados y logren erradicar esta plaga de nuestra nación.
En la historia de la humanidad siempre han existido distintas formas de pensar y distintos puntos de vista frente a una misma situación; apreciaciones que son influidas por las experiencias, los valores, intereses personales, temores, deseos, etc.
Durante las últimas semanas, hemos sido testigos de un estallido social que nos ha dejado asombrados, quizás más que por el tipo de demandas que las impulsan, es por el nivel de violencia que se ha desatado junto con ellas.
Debido al entorno legislativo cada vez más exigente, junto al aumento de la sensibilidad social respecto de la ética de los negocios, los últimos años hemos visto un incremento por parte de empresas y organismos públicos en la implementación de modelos de prevención de delitos, junto a mejores estándares éticos y legales.
La toma de decisiones es inherente a la vida humana y a los negocios, está presente en cada acto de nuestras vidas y muchas veces lo hacemos sin siquiera estar conscientes de ello.
Durante los últimos años el concepto de control interno ha adquirido cada vez mayor importancia al interior de las distintas corporaciones. Cada día los directores de empresas están más conscientes de la responsabilidad que les impone la Ley respecto de la administración de los bienes que representan, del interés minoritario y de la opinión pública, que se hace oír con más fuerza por medio de las redes sociales y los distintos medios de comunicación.
Efectivamente no todos queremos decir lo mismo cuando se habla de libertad e incluso se podría pensar que bajo este principio es posible realizar cualquier acto sin que existan límites u obligaciones, sin embargo, la libertad debe garantizar el respeto por la voluntad individual, donde cada individuo debe hacerse responsable de sus actos y de las consecuencias de los mismos.
No da lo mismo en qué creemos o en qué creen nuestros hijos, no es igual conducir nuestras vidas de acuerdo a nuestro limitado criterio y visión o poner a Dios en el centro de nuestras vidas y de nuestras decisiones, no es lo mismo pensar que Navidad es una fiesta más o creer que en esta fecha recordamos el nacimiento de Jesús.
Rindamos nuestras vidas a Dios, invitémosle a entrar en nuestros corazones, pidámosle que nos bendiga con el fruto de su Espíritu Santo, que quite de nosotros todo lo malo, el egoísmo, el rencor, los celos, la ira, la envidia, y cosas semejantes a estas que no permiten que podamos alcanzar la verdadera paz para nuestras vidas.
Los padres somos los primeros responsables de enseñar a nuestros hijos que las metas se consiguen con esfuerzo y que muchas veces lleva años lograr lo que se quiere, pero que existe gran satisfacción cuando eso sucede.