Margarita Ducci



Margarita Ducci

A cinco años del plazo para alcanzar las metas de la Agenda 2030 la pregunta clave no es si llegaremos a cumplirlas, sino cómo vamos a acelerar las acciones concretas para lograrlo. Más aún cuando el informe de la ONU sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2025 revela que solo el 35% de las metas están en camino de alcanzarse o registran avances moderados. Asimismo, advierte que un 18% está retrocediendo.

Chile enfrenta una encrucijada existencial. Es que ocupar el puesto número 16 a nivel mundial entre los países con mayor estrés hídrico que utilizan al menos el 80% del agua disponible, no es sólo una estadística alarmante, es un llamado de urgencia que resuena en nuestros valles, ciudades y directorios.

A lo largo de estos años, la articulación promovida por Pacto Global de Naciones Unidas ha generado iniciativas empresariales que impactan positivamente en el entorno, pero han sido la convicción de las empresas y sus líderes lo que lo han hecho posible.

La reciente aprobación de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) 2025 por parte del Consejo de Ministros para la Sustentabilidad y el Cambio Climático, marca un hito en la trayectoria de Chile hacia la carbono neutralidad. Este compromiso no es sólo un mandato del Estado, sino una invitación a toda la sociedad a formar parte activa de una transformación profunda, transversal y urgente. Entre los actores clave de este nuevo ciclo de acción climática, el sector privado tiene una responsabilidad ineludible y un potencial transformador extraordinario.


Chile ha experimentado un avance significativo en el monitoreo de la calidad del aire en los últimos 20 años, impulsado por una mayor conciencia ambiental, nuevas normativas y la incorporación de tecnologías más sofisticadas. De hecho, el país ha invertido en la expansión y modernización de su red de estaciones de monitoreo y cuenta con el Sistema de Información Nacional de Calidad del Aire (SINCA), una plataforma del Ministerio del Medio Ambiente que proporciona datos en línea sobre contaminantes atmosféricos en diversas estaciones de monitoreo. Ello permite obtener el estado de la calidad del aire en tiempo real y tomar decisiones basadas en datos actualizados con información clave.

Los océanos son fundamentales para la vida en el planeta. Regulan el clima, ya que generan al menos el 50% del oxígeno que respiramos, absorben CO₂ y sustentan la biodiversidad marina. A ello se suma que son una parte esencial del ciclo del agua, influyendo en los patrones de lluvia y sequía a nivel global. A su vez, millones de personas dependen directamente de los océanos para su alimentación, empleo y sustento económico. Sin embargo, la contaminación, la sobreexplotación de recursos y el cambio climático están afectando gravemente no sólo al equilibrio medioambiental, sino también a las economías y a la seguridad alimentaria global.


En un mundo cada vez más consciente de los desafíos ambientales y sociales, las empresas e inversionistas tienen una oportunidad única para liderar el cambio hacia un futuro sostenible. La integración de criterios ESG no sólo es una responsabilidad ética, sino también una estrategia empresarial inteligente que puede generar beneficios a largo plazo para todos. Sin embargo, recientemente, a nivel mundial, han surgido críticas y resistencias hacia estos criterios, lo que sin duda es un grave error estratégico para las empresas que lo reconsideren o decidan ignorarlo.


El informe de “Transparencia Internacional” expone una realidad preocupante: Chile ha caído al puesto 32 en el ranking de percepción de la corrupción, calificado con el puntaje más bajo desde la década de los 90.

En estos días, a raíz de las voces de distintos expertos en el marco del Día Mundial del Agua, no podemos dejar de destacar el rol que cumplen los glaciares, como reservas fundamentales de agua para el planeta, y la necesidad urgente de su protección. Nuestro país alberga el 76% de los glaciares de Latinoamérica, constituyendo reservas estratégicas de agua y actuando como indicadores del cambio climático.


La naturaleza nos regala lecciones valiosas sobre cómo resolver problemas complejos. Un estudio publicado en un prestigioso medio, que compara la capacidad de las hormigas y los humanos para encontrar soluciones en equipo, demuestra que estos pequeños insectos sociales tienen mucho que enseñarnos sobre colaboración y sostenibilidad. En un mundo con crisis climática, desigualdades sociales y pérdida de biodiversidad, ¿Qué podemos aprender de las hormigas para enfrentar los grandes desafíos de nuestro tiempo?