Luis Riveros



Luis Riveros

Las últimas estimaciones del Fondo Monetario Internacional reflejan con singular crudeza la magnitud de la crisis productiva y financiera que está viviendo el mundo. Bajo el terrible impacto de la pandemia que nos afecta, todos los países experimentarán un descenso brutal en su producto, y el comercio mundial sufrirá una fuerte contracción de casi 12%, lo cual también impactará negativamente a los países.

Nuestra sociedad está inundada por una aplastante ola de desesperanza y aflicción. Las noticias sobre la evolución de la pandemia son cada vez más decepcionantes, haciendo que todos y cada uno miremos al futuro con desaliento.

Se ha consolidado un acuerdo político para favorecer una agenda fiscal cuyo norte es auxiliar a las familias que sufren las consecuencias de la recesión que nos afecta como resultado de la pandemia. Esa es una buena noticia, porque desde hace mucho se echa de menos el diálogo político que el país necesita en medio de sus dificultades y que la ciudadanía percibe como ausente.

o más probable es que el segundo semestre de las instituciones educacionales sea impartido a distancia, tal como lo ha sido el primero. El traslado de estudiantes a los recintos educacionales representa un problema en las actuales condiciones, las que seguramente prevalecerán también durante los meses venideros.

Poca duda cabe acerca del profundo impacto económico y social que nos ha traído la pandemia que padece el mundo. Las estimaciones del FMI pronostican una caída del PIB mundial de más de 6% en el 2020, y para Chile se anuncia una disminución de 5%.

La propuesta que han formulado un grupo transversal de economistas de oposición tiene el gran mérito de llevar la discusión sobre asistencialidad frente a la crisis desde un criterio basado en el corto plazo hacia el mediano plazo. Todos sabemos que la pandemia está azotando severamente la economía nacional, particularmente a los hogares en mayor desmedro económico.

Fue una pandemia de protesta sin propuesta la que atacó primero a Chile, que por desgracia facilitó el desarrollo de la pandemia sanitaria, teniendo como una manifestación evidente la actual profunda pandemia social.Ya ha sido dicho antes: mientras no se reconstituya el dañado tramado social de Chile, mientras no se reponga la credibilidad de los Poderes del Estado, mientras no se solucione aquello que es tan cierto “hay chilenos de primera y de segunda clase”, la pandemia social se seguirá profundizando.

Muchos observadores independientes parecen compartir la idea de que la oposición política al actual gobierno no ha cumplido un papel relevante en la actual situación.

La pandemia que afecta al mundo está determinando cambios profundos en los hábitos sociales, como también en las prácticas laborales. No es ya controversial el asegurar que la salida de esta pandemia no implicará la vuelta atrás a una normalidad que será imposible de recuperar.

La sociedad chilena está cercada por el miedo.  Un miedo que invade a sus distintos estamentos sociales, grupos de edad, connotaciones geográficas o identificaciones valóricas.