Carmen Gloria Arroyo



Carmen Gloria Arroyo

Las herencias a veces pueden generar que desconozcamos a nuestra propia familia y la explicación que he escuchado frecuentemente -en la voz de psicólogos- radicaría en que es la oportunidad para cobrar el amor que nos deben o comprobar cuánto nos quisieron.

Los últimos años, las continuas noticias sobre las condiciones y situaciones que viven a diario nuestros niños, nos producen horror, espanto; pero, al poco rato vuelven a quedar en el olvido, mientras algunos de ellos seguirán viviendo su calvario.

Razones para este retroceso hay muchas y variadas, desde que los sectores económicos más afectados por la crisis fueron aquellos en que las mujeres participamos en mayor número (comercio, turismo), hasta la sobrecarga que se ha producido para nosotras al intentar compatibilizar el teletrabajo con las labores domésticas de cuidados del hogar y los hijos.

Durante la pandemia las mujeres que desempeñábamos labores remuneradas, que salíamos a trabajar, tuvimos que enfrentar decisiones bastantes complejas. Volvió a ser un tema central el desafío de compatibilizar la vida profesional con la de madre, dueña de casa y mujer, porque nos dimos cuenta que, en muchos casos, seguimos cargando solas con esa multiplicidad de responsabilidades.

Para los tres presidentes que hemos tenido en el último tiempo ha sido parte importante de su programa de gobierno la lucha contra la violencia hacia la mujer. Disminuir los índices de femicidio, los índices de violencia que sufren las mujeres a diario. Sin embargo, poco y nada es lo que efectivamente se ha concretado en nuestra legislación.

Estamos en un momento en el que tenemos la misión de recuperar todo lo que se perdió y se fraccionó a raíz de la crisis política, social y económica desencadenada por el estallido social y la pandemia.

Con las retenciones a los retiros de los 10% de las AFP, para ponerse al día con el pago de las pensiones de alimentos, descubrimos, vergonzosamente, que el 84% de los papás no estaban cumpliendo con esta obligación, con este deber que tienen con sus hijos e hijas.