Época de Navidad: época de presentes que se dedican a personas como muestras de cariño y deseos de paz duradera. Es época de villancicos en que los sueños de los niños ansían convertirse en realidad en la forma de presentes y del cariño de su familia. Pero es cierto: hay niños que quedan excluidos de estas celebraciones, porque sus padres no pueden proporcionarles la materialidad que implica y otros ni siquiera tienen el apoyo y cariño de una familia. A pesar de los esfuerzos, esta es una realidad social que se superará algún día con iniciativas adecuadas. Esto no podrá empañar las celebraciones, pero si requerirá un momento de sincera reflexión.
Pero así como nuestros familiares y amigos son objeto de presentes celebratorios de la navidad, así también debe serlo nuestra patria, aquel sentimiento y suelo que nos cobija a todos. Patria que marca nuestro presente y futuro, el nuestro y el de nuestra descendencia toda, que necesita reafirmarse en sus valores y el sentimiento común de amor y respeto por parte de sus hijos e hijas. Patria que merece como regalo la promesa de fidelidad, respeto y protección por parte de quienes la habitamos. Patria que debe ser defendida de sus enemigos quienes, con diversos argumentos, tratan de destruir las bases éticas e históricas que le han cimentado a lo largo de los años. Es pues necesario regalar a la patria el compromiso de defenderla, y de garantizar el mejor futuro posible para ella y los habitantes del suelo en que se han instalado. Hay que regalar a la patria el compromiso de las generaciones presentes de proteger su esencia, su futuro y las mejores condiciones para que sus habitantes puedan vivir plenamente en un ambiente de libertad, respeto por las instituciones y mirada siempre esperanzada haca el futuro.
Necesitamos regalarle a la patria un mejor sistema que garantice verdaderamente educación, salud y previsión social para los estándares de progreso que necesitan consolidarse. La patria necesita la mitrada atenta al futuro por parte de quienes están a cargo de las políticas púbicas, y sean así capaces de encauzar las necesidades de solidaridad, efectividad y eficiencia que requiere la construcción de una sólida paz social.
La patria requiere también que esa paz social se construya sobre la base de una persecución efectiva al delito y sus autores, aquellos que son los portadores del desorden, la corrupción y de un anarquismo que no representa futuro alguno. La patria necesita estabilidad social, de una democracia asentada y verdadera, donde la violencia y el delito no tengan ninguna cabida, y se les condene de forma sistemática.
El regalo que merece la patria es más que nunca un itinerario de compromisos que deben garantizar un mejor futuro. Aquellos niños que sufrirán una navidad en el abandono deben recibir una señal de esperanza, cimentada en el convencimiento de avanzar hacia días mejores, en que un sentimiento de unidad supere los divisionismos espurios y ponga su mirada en el futuro que hay que construir. De eso debemos ser capaces como noble presente a nuestra patria.
Prof. Luis A. Riveros
Universidad Central