Según The Economist, el año 2026 será el año en que se verá el impacto real de la IA en el mundo (AI’s true impact Will become apparent in the coming year). Puede que sea un boom, una caída o una reacción.
Con la expectativa de que la inteligencia artificial sea transformadora, las grandes empresas tecnológicas estadounidenses invirtieron más de 400 000 millones de dólares en centros de datos y otras infraestructuras necesarias durante 2025; según una estimación, se habrán gastado la asombrosa cifra de 7 billones de dólares para finales de la década. Sin embargo, los ingresos procedentes de la IA hasta la fecha ascienden a unos míseros 50 000 millones de dólares al año, aproximadamente una octava parte de los ingresos anuales totales de Apple o Alphabet. A medida que el mundo se acostumbra a las proezas tecnológicas de la IA, el enfoque está cambiando. En 2026, cabe esperar que sus consecuencias económicas, financieras y sociales acaparen la atención.
Con estas cifras, llama la atención la valoración de mercado de las principales empresas que están alrededor de la IA. NVIDIA – la empresa más valiosa del mundo por capitalización de mercado – tiene un Market Cap de 4,7 billones de dólares, una utilidad de 73.000 millones de dólares y un PER de 43. Es también la que tiene el PER más alto de todas. El mercado percibe expectativas de crecimiento muy acelerado en IA. NVIDIA tiene una característica especial respecto de las demás: es la única que vende insumos para IA, siendo su giro principal. Las restantes venden IA, pero no es su único giro.
Si las expectativas optimistas de la IA se cumplen, estas valoraciones podrían subir más. La pregunta es ¿hay sustento real para esas valoraciones? ¿Puede alguien que compre hoy acciones de NVIDIA a un PER de 53 esperar una buena rentabilidad en 10 años más?
Tengo un antecedente. La primera empresa que recuerdo que alcanzara un PER superior a 50 fue Microsoft, a comienzos de la década de los noventa. Su valor en bolsa era similar a IBM, que atravesaba por una fuerte crisis en ese momento. Nadie “en su sano juicio” podría creer que una empresa dedicada a vender software para PC valiera más que la mayor empresa de computación del mundo, por facturación y número de empleados. Y sin embargo…
Y sin embargo, la primera vez que Microsoft repartió un dividendo (una característica de las nuevas empresas Tech era que reinvertían todas sus utilidades), el importe permitía recuperar el 100% de lo invertido 10 años antes, cuanto se estaba pagando 50 veces las utilidades del ejercicio.
No quiere decir que se vaya a repetir necesariamente el mismo escenario. Lo que si digo es que, en caso de que se repita, las tecnológicas – que ya son las empresas más valoradas en el mercado de toda la historia de la Bolsa mundial, con las utilidades más altas de toda la historia de las empresas – van a llegar a valoraciones que hoy parecen irreales.
Alfredo Barriga
Profesor UDP
Autor de “Presente Acelerado – la Sociedad de la Inteligencia Artificial y la Urgente Redefinición de lo Humano”, en Amazon.com