Nuevo gobierno y gobernabilidad

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Ameu0301rico Ibarra (12)

La gobernabilidad es hoy uno de los conceptos más discutidos en el debate público y al mismo tiempo uno de los más malinterpretados. No es solo la capacidad de un gobierno para aprobar leyes o ejecutar políticas, sino que también involucra contar con legitimidad democrática; tener capacidad de responder con eficacia, eficiencia e institucionalidad las complejas y urgentes que la sociedad demanda, sin embargo, el ciudadano común no solo quiere un gobierno que administre bien, sino uno que sea capaz de reconstruir confianzas, articular consensos y proyectar un horizonte compartido. Así, la gobernabilidad conlleva el desafío de recomponer el contrato social y demostrar que la política puede volver a ser un espacio de soluciones y no de frustraciones.


El próximo gobierno, cualquiera sea su color, deberá demostrar capacidad de diálogo, incluso con actores que no forman parte de su coalición para articular los acuerdos que permitan avanzar en reformas estructurales. La política de bloques rígidos no sólo no funciona, sino que limita las posibilidades de desarrollo, paz social y crecimiento económico expresados en ambos programas de gobierno. Quién resulte electo - ya lo sabemos - no tendrá mayoría parlamentaria suficiente para implementar sin diálogo y sin negociaciones las transformaciones prometidas.


¿Qué se espera de un próximo gobierno? En primer lugar, una agenda de modernización institucional que acerque el Estado a la ciudadanía y lo haga más eficiente y transparente. La digitalización de procesos, la rendición de cuentas y el acceso ciudadano a la información son condiciones básicas para recuperar confianza. Luego, políticas públicas con foco en equidad: reducir brechas territoriales y sociales, invertir en educación y salud como pilares de cohesión, y avanzar hacia un desarrollo sostenible que integre economía y medio ambiente. La gobernabilidad económica, por su parte, implica también equilibrar estabilidad macroeconómica con políticas redistributivas que generen bienestar compartido.


Respecto de la seguridad, la ciudadanía no sólo lo remite a la prevención de delitos que por cierto espera políticas gubernamentales integrales, que combinen prevención, justicia eficaz y reinserción, sino que también lo amplía a la seguridad o certeza jurídica para poder invertir y emprender, a la seguridad ante períodos de desempleo, a la certeza de una pensión digna y a la certeza de contar con servicios de salud y educación que les permitan cumplir sus aspiraciones y expectativas. La cohesión social depende de que las personas se sientan protegidas y parte de un proyecto común.


Así, lo que está en juego en las próximas elecciones no es solo quién ocupará la presidencia, sino fundamentalmente la capacidad que tenga su liderazgo para recuperar la política como espacio de soluciones y esperanza. La gobernabilidad es el verdadero termómetro de la democracia: un buen gobierno es aquel que en que los ciudadanos se sientan parte de un mismo proyecto. En tiempos de incertidumbre global, con tensiones geopolíticas, crisis climática y transformaciones tecnológicas, nuestra gobernabilidad interna dependerá también de la capacidad de insertarse en el escenario mundial con inteligencia estratégica. En pocas horas más, votaremos para elegir un gobierno que no solo administre con eficacia, sino que sea capaz de reconstruir confianzas, articular consensos y proyectar un futuro común. 


Américo Ibarra Lara

Director Observatorio en Política Pública del Territorio

Facultad de Arquitectura y Ambiente Construido

Universidad de Santiago de Chile

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