Al reflexionar sobre el alcance de la Inteligencia Artificial, solemos caer en dos extremos: el entusiasmo ciego o el temor a ser reemplazados por máquinas. En el ámbito empresarial, el desafío real y concreto es cómo potenciar nuestras labores manteniendo a las personas en el centro de las operaciones.
La Inteligencia Artificial va a ayudarnos a maximizar la productividad, pero mal utilizada puede generar dependencia y reducir la capacidad de razonamiento. Si la usamos de manera correcta, nos permitirá incorporar el criterio humano en la toma de decisiones. Un ejemplo claro es el trabajo en terreno: digitalizar procesos manuales, reducir tiempos de supervisión y analizar datos en tiempo real, sumado a la experiencia de las personas, permitirán entregar un mejor servicio.
La Inteligencia Artificial bien utilizada no nos vuelve menos humanos, sino más eficientes. En un entorno cada vez más competitivo, se transformará en un activo estratégico para las compañías.
Rodrigo Pavón
CEO de FieldBeat