Hasta un 60% de los pacientes con trastorno bipolar no cumple con el tratamiento, según alertan desde el CGCF

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Hasta un 60 por ciento de los pacientes con trastorno bipolar no cumple con el tratamiento, según el Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCF) que se suma al Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra este viernes, con la publicación de un informe centrado en el trastorno bipolar, con el objetivo de sensibilizar sobre la importancia de la detección temprana, el abordaje integral y el apoyo a las personas que sufren enfermedades mentales.



Ante la falta de adherencia al tratamiento, desde la farmacia comunitaria y hospitalaria puede explicar de manera comprensible las características del tratamiento prescrito, la importancia de la toma regular de la medicación y las consecuencias clínicas de no hacerlo, como el riesgo de recaída o de desestabilización.



Asimismo, puede ofrecer pautas prácticas que faciliten la adherencia, entre ellas, recomendar el uso de sistemas personalizados de dosificación (SPD) preparados por el farmacéutico; de recordatorios mediante dispositivos digitales; vincular la toma del fármaco a rutinas diarias, o elaborar un plan escrito con el paciente o su cuidador. Incluso, en los pacientes con dificultades específicas (por ejemplo, ancianos con polimedicación o adolescentes con rechazo al tratamiento), el farmacéutico puede adaptar la información a su contexto, identificando barreras individuales.



Estas son solo algunas intervenciones que el farmacéutico puede hacer en favor de los pacientes con trastorno bipolar recogidas en el 'Punto Farmacológico 193' centrado en esta enfermedad y que ha elaborado el CGCF.



SEGUIMIENTO PARA DETECTAR EFECTOS ADVERSOS


El tratamiento farmacológico del trastorno bipolar es la base del manejo de una enfermedad que se caracteriza por la alternancia de episodios de manía o hipomanía y de depresión, con fases de estabilidad emocional o eutimia entre ellos.



Así, en la fase aguda de manía, los antipsicóticos atípicos son los fármacos de elección por su rápido inicio de acción y, en ocasiones, se combinan con estabilizadores del ánimo, como el litio o el valproato.



Para los episodios de depresión, el uso de antidepresivos presenta mayores limitaciones que en el caso del trastorno depresivo mayor, por lo que con frecuencia se emplean también antipsicóticos, como la quetiapina, o antiepilépticos, como la lamotrigina, habitualmente combinados con litio. En la fase de mantenimiento, el litio continúa siendo el fármaco de referencia por su eficacia en la prevención de las recaídas.



Ahora bien, el litio, los anticonvulsivantes y los antipsicóticos se asocian con determinados efectos adversos y algunos de ellos, como el litio, cuentan con un margen terapéutico estrecho, por lo que se debe resaltar la importancia de respetar las dosis indicadas por el especialista para evitar el riesgo de aparición de efectos tóxicos.



En este sentido, el farmacéutico comunitario, gracias a su contacto frecuente con el paciente, se encuentra en una posición estratégica para identificar de manera temprana signos de toxicidad o problemas relacionados con la medicación.




europapress