Los fabricantes de 'smartphones' empezaron a hacer pantallas más grandes y a retirar los marcos negros para aprovecharlas al máximo antes de la pandemia de coronavirus. Este avance técnico y de diseño llevó a replantear el lugar en el que se alojaba la cámara frontal, con propuestas que buscaban mantener la amplitud de la pantalla intacta.
Las cámaras motorizadas se popularizaron en los años 2018 y 2019, con modelos retráctiles, giratorios e incluso desmontables, que buscaban ofrecer una solución a veces no solo para la cámara frontal, sino también para la principal, alojada en la parte trasera.
En esos años llegaron al mercado propuestas como Vivo NEX (2018), que optó por ofrecer un pequeño módulo retráctil para la cámara frontal que solo aparecía en la parte superior del dispositivo cuando el usuario iba a usar esa cámara.
Este formato retráctil se vio en otros modelos, aunque con variaciones: OPPO Reno (2019) mostró una cámara frontal retráctil que se elevaba en la parte superior como una aleta, mientras que OPPO Find X (2018) llegó con un módulo extraíble que nacía de la parte superior para desvelar la cámara trasera y la frontal.
La versión giratoria también se vio en el Galaxy A80 de Samsung (2018). En él, un modulo retráctil se elevaba para mostrar la cámara y girarla sobre sí misma para usarla como cámara frontal. A la tendencia de las cámaras retráctiles también se sumó Motorola, que optó por un sistema periscopio para la cámara frontal de su motorola one hyper (2019).
La propuesta de Asus con Zenfone 6 (2019) y Zenfone 7 (2020) y Zenfone 8 Flip (2021) fue un módulo abatible motorizado que permanecía como cámara trasera hasta que se quería hacer un selfi y se elevaba para convertirse en la cámara principal.
vivo, más innovador, mostró en 2020 un sistema mixto, que combinaba un módulo de cámara frontal retráctil con la posibilidad de desmontarlo para usarlo de forma independiente e incluso controlarlo mediante comandos de voz.
Las cámaras motorizadas empezaron a desaparecer ante la llegada de las cámaras integradas en la pantalla, que han marcado la tendencia en el diseño de los 'smartphones' desde entonces, que provechan la pantalla al máximo pero dejan un hueco, un pequeño agujero, para que asome la lente.
Los fabricantes que adoptaron cámaras motorizadas dieron a los usuarios "la posibilidad de capturar selfis con la misma calidad y capacidades que la cámara trasera", ya que con ellas "se podía acceder a lentes avanzadas como gran angular o incluso zoom, lo que normalmente está reservado a la parte trasera del teléfono", ha explicado a Europa Press el Technical PR & Phone de Asus, Antonio Torregrosa.
Asus fue una de las marcas que más apostó por la cámara motorizada. Otra fue OPPO, que ha declinado participar en este reportaje, al igual que Samsung. Torregrosa cuenta que la compañía taiwanesa se animó a incluirlas en sus Zenfone porque con ellas se conseguía una "experiencia visual de pantalla completa" y por su versatilidad fotográfica.
En su experiencia, la acogida fue "muy positiva". "Muchos consideraron la cámara rotatoria como un gran acierto en términos de innovación y diseño diferencial, especialmente entre los entusiastas de la fotografía móvil y los usuarios activos en redes sociales", añade.
Sin embargo, parece que esta solución no estaba destinada a durar, debido al coste de su fabricación y las limitaciones en el diseño. Las cámaras motorizadas también tenían un impacto en la durabilidad del dispositivo porque, "aunque el sistema es robusto, cualquier elemento mecánico sometido a movimientos constantes acaba teniendo un desgaste mayor que un sistema fijo", explica.
Tampoco admitían inmediatez de uso, porque activar la cámara llevaba más tiempo que simplemente abrir la 'app' de Cámara del móvil. Pero, al final, fue el propio mercado el que acabó por expulsarlas: "la evolución de las tendencias del mercado se inclinó hacia soluciones menos complejas, lo que llevó a que esta propuesta de cámara diera paso a otras prioridades de diseño e innovación", concluye Torregrosa.