​El Báltico: ¿Nuevo foco de tensión mundial?

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El día de hoy, dos cazas rusos irrumpieron el espacio aéreo de Estonia durante 10 minutos, obligando a activar las alarmas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que desplegó dos aeronaves interceptoras italianas para escoltarlas dado que no respondieron a los llamados a volver a espacio aéreo internacional.


El Báltico, arteria comercial que conecta a Europa del Norte, parece estar transformándose en un punto de fricción. La historia reciente de la región ha sido testigo de una serie de incidentes que, aunque aparentemente aislados, dibujan un patrón inquietante. A la situación relatada sobre los cielos de Estonia se suma lo ocurrido en días pasados en Polonia y Dinamarca, convirtiendo estas incursiones, por su naturaleza y origen, en situaciones que sugieren una escalada calculada en la generación de tensión en esa área geográfica.


La irrupción de aeronaves no identificadas en el espacio aéreo soberano de naciones de la OTAN, sean éstos cazas o drones, no es un simple error de navegación. Estos actos, sean atribuibles o no a un actor específico, son una demostración de fuerza y una prueba de la capacidad de respuesta de los sistemas de defensa de la Alianza Atlántica. En un contexto donde la guerra en Ucrania ha redefinido la seguridad en Europa, cada incursión aérea, cada incursión marítima, cada acto de sabotaje a infraestructura crítica, se interpreta como un mensaje.


Los países bálticos, Estonia, Letonia y Lituania, se encuentran en la primera línea de esta nueva confrontación. Su historia, marcada por la ocupación soviética durante buena parte del siglo XX, les ha dotado de una aguda sensibilidad ante las amenazas provenientes del Este. La adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN, un movimiento provocado directamente por la invasión de Ucrania, ha convertido al Mar Báltico, en gran medida, en un "lago de la OTAN". Esta nueva configuración estratégica, en lugar de apaciguar la situación, parece haber provocado una intensificación de las maniobras militares y de la guerra híbrida en la región.


A propósito de guerra híbrida, la península de Jutlandia, en Dinamarca, ha experimentado una serie de cierres en sus principales aeropuertos debido a la aparición de drones de origen desconocido. Estos incidentes, que parecen no tener una motivación clara, podrían ser parte de una estrategia para desestabilizar y probar la respuesta de las autoridades locales. La guerra híbrida no se limita al ciberespacio; también puede manifestarse a través de la interrupción de la vida civil y el uso de tecnologías de bajo coste para generar caos y miedo.


La pregunta que nos debemos hacer es, si estos incidentes son el preludio de algo más grande. ¿Estamos presenciando una escalada gradual que podría llevar a un conflicto abierto? Es probable que no. La estrategia actual no es la de un ataque frontal, sino la de una "guerra de desgaste", psicológica, económica y militar. Se busca probar los límites, sembrar la desconfianza y debilitar la cohesión europea.


Los incidentes en el Báltico son una señal de alarma que la comunidad internacional no puede ignorar. Cada violación del espacio aéreo, cada incursión de drones, cada manipulación de los sistemas de navegación, contribuye a la erosión de las normas internacionales y aumenta el riesgo de un error de cálculo que podría tener consecuencias poco deseadas.


El Báltico no es solo un foco de tensión regional, sino un barómetro de la tensión global. La respuesta de la OTAN a estos incidentes determinará en gran medida si la escalada se detiene o si, por el contrario, la región se convierte en el epicentro de un nuevo enfrentamiento geopolítico. La diplomacia, el fortalecimiento de la defensay la unidad entre los aliados son la única forma de evitar que este "lago de la OTAN" se convierta en un mar de conflicto.


Nuestro país debe seguir con atención estos eventos por cuanto no sólo puede tener algún impacto por los efectos económicos que podría afectar a Europa y a nosotros en un efecto colateral, sino también, para comprender cómo la interdependencia entre los instrumentos del Poder Nacional, en este caso particular aquellos diplomático y militar, requieren de capacidades que no deben ser descuidadas, de tal forma de estará disponibles cuando el Estado requiere marcar con fuerza y decisión, exigiendo respeto de sus derechos en el concierto internacional.


Leonardo Quijarro S. 

Profesor Residente Academia de Guerra Naval

Docente Investigador del Centro de Estudios Navales y Marítimos (CENAM)

europapress