Señor director:
La brecha salarial de Chile en desmedro de las mujeres es una de las más altas de América Latina, lo cual se profundizó durante la pandemia. Las cifras dan cuenta que el trabajo asalariado de la mujer disminuyó consistentemente en los últimos 5 años, dando paso a una precariedad laboral, que no sólo implica un aumento de la informalidad, sino también la reducción del ingreso medio laboral femenino, incrementando la brecha en más de un 2%.
Esta situación se debe a múltiples factores, como la concentración de mujeres en sectores asociados al comercio y los servicios, intensivos en trabajo, pero con una muy baja productividad, lo cual conlleva a bajos ingresos. A esto se agrega, la rigidez del mercado laboral que las afecta mayormente, ya que deben dedicar parte de su tiempo al cuidado de sus hijos, enfermos y personas mayores, limitando la cantidad de horas disponibles para el trabajo asalariado.
Aunque se han implementado algunas políticas, fundamentalmente, asociadas a una discriminación positiva al trabajo femenino, esto más que mejorar el empleo ha empeorado su la situación, haciendo más costosa su contratación para el empleador.
La equidad de género implica, en lo laboral, hacer parejas las reglas del juego para el hombre y la mujer, además de proporcionar la flexibilidad laboral debida, dadas las particularidades socioeconómicas de cada persona.
Guillermo Riquelme
Académico
Universidad Autónoma