La doble jornada: Mujeres, madres y profesionales

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Jorge Fuentes (2)

En la lucha por la igualdad de género en el ámbito laboral, uno de los desafíos más importantes sigue siendo el impacto que tiene en las mujeres el equilibrar su carrera profesional con el rol de madre. Aunque hemos avanzado considerablemente en términos de reconocimiento de los derechos de la mujer en el trabajo, persisten barreras invisibles que limitan su progreso y su capacidad para desempeñarse plenamente tanto en el ámbito laboral como en el familiar.


El sistema laboral actual, que valora el éxito profesional a menudo en términos de horas trabajadas y dedicación total al trabajo, coloca a las mujeres en una posición precaria. Por un lado, se les insta a competir en igualdad de condiciones con los hombres, a ganarse un espacio en el mundo laboral, a ascender en sus carreras y a alcanzar el éxito profesional. Por otro lado, se espera que cumplan con el tradicional papel de madre, que asuman la mayor parte de las responsabilidades domésticas y de cuidado de los hijos. Esta dicotomía crea un dilema constante para las mujeres, que se ven obligadas a equilibrar dos roles que a menudo entran en conflicto entre sí.


El problema se agrava aún más cuando consideramos que el sistema laboral sigue teniendo una carga desproporcionada para las mujeres que son madres en comparación con los hombres que son padres. Las mujeres se enfrentan a obstáculos adicionales, como la discriminación por maternidad, la falta de políticas laborales flexibles que se adapten a las necesidades de las familias, y la percepción de que la maternidad puede ser un obstáculo para el éxito profesional. Todo esto contribuye a un entorno laboral hostil para las mujeres que desean ser madres y tener una carrera exitosa.


Es importante reconocer que el desafío no reside en la maternidad en sí misma, sino en las expectativas poco realistas y las estructuras laborales ya obsoletas que colocan a las mujeres en desventaja. La maternidad no debería ser vista como un obstáculo para el éxito profesional, sino como una experiencia que aporta habilidades valiosas al lugar de trabajo, como la capacidad de multitarea, la resolución de problemas y el liderazgo.


Para abordar esta problemática de manera efectiva, es necesario un cambio de paradigma tanto en el ámbito laboral como en la sociedad en general. Las empresas deben implementar políticas que promuevan la igualdad de género y que reconozcan y apoyen las necesidades de las mujeres que son madres. Esto incluye ofrecer opciones de trabajo flexibles, como horarios flexibles, teletrabajo y licencia parental remunerada, así como eliminar cualquier forma de discriminación por maternidad en el lugar de trabajo.


Además, es fundamental que la sociedad en su conjunto desafíe los estereotipos de género arraigados que perpetúan la idea de que las mujeres deben ser las principales cuidadoras de la familia y que su valor está determinado por su éxito profesional. En este sentido, debemos fomentar una cultura que valore la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres en todos los aspectos de la vida, incluido el trabajo y la crianza.


Por ello, romper el techo de cristal y permitir que las mujeres prosperen tanto en su carrera profesional como en su rol de madre requiere un esfuerzo colectivo y un compromiso firme con la igualdad de género, lo que implica no sólo reconocer las barreras sistémicas que enfrentan las mujeres en el lugar de trabajo, sino que también abordarlas para poder crear un entorno laboral verdaderamente equitativo y justo para todos.



Jorge Fuentes, psicólogo y Director de Pranavida

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