Pagos digitales e inclusión

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Maximiliano Pino

Aquí no aceptamos dinero en efectivo. Solo tarjeta. Pero qué lástima, justo esa no la recibimos, trabajamos con otras.


Hoy en Chile estamos embarcados en la digitalización de los medios de pago y hemos avanzado a paso firme. De hecho, el 88% de los chilenos prefiere los vehículos digitales para pagar y comprar, según un reciente estudio de Minsait Payments. Tenemos decenas de ellos y estos seguirán aumentando en los próximos meses, lo que genera beneficios, pero también desafíos que tenemos que enfrentar como ecosistema.


Aún falta camino por recorrer para que todos podamos pagar libremente con el medio digital que nos acomode y que quien recibe, lo haga en conformidad. Por eso es clave promover la interoperabilidad, es decir, que los distintos sistemas de pago puedan comunicarse y procesar transacciones entre sí, ya sea tarjetas de crédito, débito o prepago, transferencias bancarias, pagos móviles o monedas digitales.


Esto aumentaría la eficiencia, reduciría los costos de transacciones y aumentaría la satisfacción de los usuarios. Hoy muchos sistemas de pago no se comunican entre sí, lo que puede hacer que sea costoso y lento procesar pagos entre diferentes bancos o redes de pago. Al promover la interoperabilidad, se simplifica el proceso de pago y se reducen los costos asociados.


Además, permite aumentar la inclusión financiera. Al facilitar el uso de los diferentes sistemas de pago, se amplía el acceso a servicios financieros. Esto es fundamental para las personas que viven en áreas rurales o de bajos ingresos, que a menudo tienen acceso limitado a servicios financieros, y para emprendedores y comercios que deben ser capaces de recibir dinero de diferentes formas. Hoy, no existe una máquina que acepte todos los medios de pago, por lo que la interoperabilidad le va a facilitar la vida a las personas, pequeños comercios y startups.


La digitalización es también un incentivo para la competencia e innovación del sector financiero. Cuando los sistemas compiten entre sí, se promueve la creación de nuevos productos y servicios financieros. Eso se traduce en una mayor oferta de opciones de pago para los consumidores y una mayor eficiencia en el mercado.


En definitiva, todos los actores ganan cuando se impulsa una política pública como la interoperabilidad. Los comercios reducen sus costos, las pymes tienen la vida más fácil, el sistema financiero se vuelve más eficiente y se genera una sana competencia entre los actores de la industria financiera, que beneficia a los consumidores finales.



Maximiliano Pino

Director ejecutivo ChilePay


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