​ChatGPT replantea la educación

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Alfredo Barriga


Es un dato para la causa que hoy todos los contenidos educacionales están en Internet. Y es otro dato que no todos son buenos o son los mejores para determinados objetivos de aprendizaje dentro del contexto que se plantea una estructura educacional. Eso supone un primer ejercicio, por parte del profesor, de hacer una curación de contenidos para elegir los más apropiados. Y considerando todos los contenidos disponibles, eso puede ser una tarea titánica. ChatGPT viene a resolver ese problema.


Poniendo como pregunta el objetivo de aprendizaje, ChatGPT puede generar el contenido necesario para conseguirlo, reuniendo desde las fuentes de Internet las que contribuyan a ello, y entregando además una relación de dichas fuentes, para que el profesor pueda evaluar su seriedad.


El trabajo del profesor pasa entonces, desde un simple agente de entrega y explicación de contenidos, a un tutor de experiencias de aprendizaje. Al alumno no le enseñan: el alumno aprende. Es un giro copernicano a un modelo educacional que no ha evolucionado desde la alta edad media.


El alumno debe ser entrenado a hacer las preguntas apropiadas para los objetivos de aprendizaje (hoy no las saben, porque eso es pega del profesor), y sobre todo, debe ser capaz de saber qué hacer con ese contenido: cómo aplicarlo a los objetivos de aprendizaje. El alumno va a tener que aprender a usar ChatGPT o cualquiera de sus competidores, y esa herramienta va a ser central en su experiencia de aprendizaje. Y la principal razón de que tenga que aprender a usar esa y otras herramientas digitales es que van a tener que trabajar y vivir con ellas cuando termine su formación.


Internet también entrega herramientas muy poderosas para el aprendizaje, como la gamificación, por la cual, en vez de escuchar al profesor hablar y luego hacer una prueba de conocimientos, el alumno busca los contenidos, los entiende, se apoya en el profesor para lo que no entiende, y luego aplica sus conocimientos en un juego.


Esta interacción continua del alumno con artefactos digitales permite entonces, a través del uso de inteligencia artificial, detectar las materias que requieren refuerzo y entregar las herramientas de refuerzo (también digitales). Permite también algo más trascendental: detectar los talentos inherentes y los desarrollables del alumno, lo cual ayuda a orientar sus estudios hacia donde mayor aporte podrá dar a la sociedad y donde mejor podrá llevar a cabo su trabajo.


Me parece un despropósito dar la espalda a estas oportunidades en la educación y seguir aferrados a modelos que fueron diseñados para otra etapa de la humanidad. Con el actual modelo educacional no estamos preparando a los jóvenes para desempeñarse en el siglo 21. Los niños que hoy entran a prekínder, cuando salgan de la universidad será para trabajar en empleos que hoy no existen, usando tecnologías que no se han inventado, y para resolver problemas que no tenemos ni idea cuáles van a ser. El actual modelo de educación los hará analfabetos en ese entorno, frustrará sus proyectos de vida y los condenará a trabajos de menor remuneración (si es que existen). Las herramientas digitales deben ser una parte central en la formación de los alumnos como herramientas de aprendizaje.


Ya es hora de que este tema sea asumido como un tema país. Durante la última presidencia del Presidente Piñera el entonces Ministro Gerardo Varela armó una comisión de Innovación en la Educación, en la que participé. Sesionamos por un año, y nunca más se supo. Es hora de retomar este tema y dejar de patearlo hacia adelante, porque afectará directamente no solo el futuro de nuestros hijos y nietos, sino las probabilidades de nuestro país de salir bien parado frente al desafío de la sociedad digital que ya está aquí, aunque demasiados no quieran verlo o le resten importancia.


Alfredo Barriga

Profesor UDP

Autor “Futuro Presente: cómo la nueva revolución digital afectará mi vida”, publicado en Amazon


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