Mal camino de la reforma tributaria

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Germu00e1n Pinto


A poco andar la tramitación de la reforma tributaria que busca establecer un nuevo sistema de tributación para nuestro país, se han manifestado muchas críticas que han motivado indicaciones antes que se haya realizado la votación en general de su texto en el Congreso, lo que evidencia lo “político” que ha sido su tramitación y no sustentada en fundamentos técnicos.

Lo que hemos podido apreciar, es que políticamente es necesario impulsar una reforma que provea al Estado de mayores recursos para sea éste quien personifique el protagonismo en la solución de las necesidades sociales demandada por la población. En otras palabras, la ecuación establecida es que una mayor recaudación solucionará los problemas sociales del país, lo cual tiene la gravedad, y por qué no decirlo el gran riesgo, de supeditar la felicidad de la población a una mayor recaudación.

Ese postulado es errado porque técnicamente resulta cuestionable que la reforma logre tal incremento en las arcas fiscales, debido a que el proyecto está sustentado en una premisa que la evidencia empírica ha señalado como ineficiente y no es el camino aumentar la recaudación gravando a los altos patrimonios para incrementar las arcas fiscales.

Si bien el postulado puede parecer trivial, la autoridad económica ha presentado como argumentos las recomendaciones de la OCDE y cálculos realizados por el Ministerio de Hacienda.

Sin embargo, esta fundamentación tiene algunos puntos débiles.

Un antecedente presentado últimamente para justificar la mayor tributación a los altos patrimonios es la tasa efectiva de tributación que, sorprendentemente, es más baja en los percentiles mayores de los ingresos de nuestro país.

En efecto, en un gráfico que se ha difundido y que ha sido copiado en todas las presentaciones realizadas sobre la reforma tributaria, se muestra que la tasa efectiva, es decir, el total de impuestos pagados dividido por el total de ingresos del contribuyente, en los deciles más bajos de ingresos (D1 a D5) es de 16%, en circunstancia de la tasa del decil mayor es de 11,2%

Tal aberrante situación es el fundamento para afirmar que es posible grabar a los más ricos para “igualar la cancha” y así contribuir a una equidad e igualdad tributaria, en un país que tiene tal palmario desequilibrio.

Pues bien, creo que las cifra, totalmente reales, han sido leídas con algunas imprecisiones, amén del hecho que las interpretaciones pueden arrojar resultados que fundamentan cualquier postulado político.

Es obvio que una persona con bajos ingresos destine el total de sus ingresos al consumo, algo que John M. Keynes definió como la propensión marginal al consumo y propensión marginal al ahorro. Si una persona tiene poco ingreso, destinará todo su ingreso al consumo, y a medida que la curva de ingresos aumente habrá mayor propensión a ahorrar, situación evidente, porque al tener financiado lo más básico de nuestras necesidades, podremos guardar algo de dinero.

Así el planteamiento, es lógico apreciar que una persona que destina todo su ingreso a comprar bienes y contratar servicios, tendrá una tasa de impuestos efectiva mayor que otra persona que parte de su renta no la gasta, sino que la ahorra. Esto me permite señalar que una persona de bajos ingresos tendrá una tasa efectiva que tienda a 19% que es la tasa del IVA, por lo cual, creo que los cálculos del Ministerio de Hacienda evidencian que hay consumo de bienes y servicios que no pagan IVA. Espero que la brecha entre el 16% y el 19% no sea evidencia de una evasión tributaria en esas capas sociales.

Otro hecho que claramente muestra el gráfico que se ha difundido, es que a medida que aumenta el percentil de ingreso, hay mayor pago de impuestos a la renta, hecho también evidente porque los estratos más bajos de la población no tributan por su renta al estar en el tramo exento. Así también, los impuestos que más pagan los mayores deciles de ingresos son los de la renta, quedando en segundo lugar el IVA porque pese a tener mucha renta, llega un punto en que no es necesario tanto consumo.

Otro hecho que se ha mencionado es que los empresarios “difieren” su tributación personal al no realizar retiros de sus empresas. Esta afirmación la encuentro miope y alejada de la realidad, pues el Impuesto Global Complementario afecta los retiros y dividendos que efectivamente fueron realizados. La única razón por la cual un empresario no realiza retiros es porque no necesita mayores niveles de ingresos. Es por lo expresado anteriormente que no se realizan estas operaciones y no se genera el impuesto personal.

Gracias a lo anterior resulta iluso fundamentar y justificar la mayor carga a los altos patrimonios en el porcentaje que los impuestos que representan de sus ingresos, en circunstancia de que el consumo, que se afecta con el IVA, no es mayor en estos estratos porque no necesitan comprar más bienes ni contratar más servicios, y no hay más Impuesto Global Complementario por los retiros y dividendos porque no es necesario contar con mayores ingresos al no ser necesarias tales ingentes erogaciones.

Considero que es necesario hacer una mirada más técnica a los fundamentos presentados y no construir una política fiscal en supuestos sesgados y antojadizos.


Prof. Germán R.Pinto Perry

Director Magister en Planificación y Gestión Tributaria

Centro de Investigación y Estudios Tributarios

Universidad de Santiago

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