Aspectos a considerar para desintegrar el sistema tributario

|

Cartas al director

La desintegración del sistema tributario es una de las propuestas del programa de gobierno del presidente electo.


La experiencia de los países OCDE muestra que la mayoría tiene sistemas desintegrados o clásicos; y otros tienen pocos sistemas totalmente integrados y regímenes intermedios, como Chile. Que la mayoría cuente con uno clásico indica que vale la pena estudiar si nuestro sistema es el adecuado.


Para la discusión, se deben tener en cuenta algunos elementos. Por ejemplo que la disyuntiva no debe ser entre volver a integrar o desintegrar el sistema, ya que existen fórmulas que permitirían atacar los inconvenientes que trae cada alternativa y están en un punto intermedio, como aquellos que desintegran, teniendo una tasa reducida a nivel de dividendos.


A ello, se suma la complejidad de este sistema que considera factores como la historia reciente; evidencia sobre los efectos en ahorro e inversión; tratados internacionales, entre otros; el tiempo de tramitación del proyecto, y el lapso que toma que los agentes conozcan, entiendan y operen las nuevas normas.


La gran ventaja de la desintegración es su simplicidad, pero en nuestra situación, con múltiples tratados internacionales en operación, tiene un germen de complejidad derivada de las distinciones entre grandes y pequeñas empresas; y, contribuyentes domiciliados en Chile, contribuyentes domiciliados en países con y sin convenio, por el lado del impuesto final.



Es difícil encontrar evidencia contundente sobre cuál es el mejor sistema. Sin embargo, lo peor sería aprobar una reforma sin discutirla. Esta debe contar con amplio consenso, otorgar estabilidad en las reglas del juego, y evitar la permanente discusión que se ha hecho costumbre.


Gonzalo Polanco Z.

Director Centro de Estudios Tributarios

Académico Departamento de Control de Gestión y Sistemas de Información

Facultad de Economía y Negocios


Universidad de Chile

europapress